Emprender un negocio es algo muy difícil. Esto no es algo que te pille por sorpresa, ¿verdad? Cualquiera que lo haya intentado, sabe la de dolores de cabeza que genera. Conseguir dinero suficiente para lanzar el proyecto, conseguir clientes, pelearte con la burocracia… Hoy, queremos hablarte de cómo puede ayudarte un microcrédito a emprender. Para que, al menos, el problema del dinero sea menos relevante.
Y es que, si quitas de la ecuación el problema del dinero, todo resulta mucho más fácil: puedes centrarte en conseguir clientes y en resolver todos los trámites burocráticos por los que te obligan a pasar para poder poner en marcha tu negocio. Así que presta atención a los siguientes apartados, porque un microcrédito puede ayudarte enormemente a emprender.
En primer lugar, un microcrédito puede ayudarte por la vía de iniciar el proyecto propiamente dicho. En algunas ocasiones, queremos poner en marcha un negocio y no tenemos suficiente dinero en la mano como para asumir los costes iniciales. Pero eso no significa que no sea un negocio viable. Simplemente, estamos escasos de efectivo. En este caso, contar con un microcrédito puede ser de mucha ayuda.
Hay quien pensará que un microcrédito, por la cuantía del mismo, no es suficiente para emprender un negocio. Pero es que no todos los negocios implican grandes desembolsos de capital inicial. Por ejemplo, si eres jardinero y quieres empezar a prestar tus servicios como autónomo, pero necesitas comprar maquinaria, un microcrédito es más que suficiente para emprender ese negocio, porque es suficiente para comprar la maquinaria (al menos, la básica).
Y, si tienes una cartera de clientes suficientemente amplia y visos de que el negocio funcione, al menos, durante el primer mes, con esa maquinaria comprada con ese microcrédito vas a poder generar suficientes ingresos como para repagar el crédito y obtener un beneficio. Beneficio que, después, puedes seguir reinvirtiendo en el negocio comprando nueva maquinaria o publicitándote. Y, con ello, poner a girar la rueda del negocio.
Por otro lado, puede que lo que necesites no sea montar un proyecto, sino que ya tengas uno en marcha. Pero, en los proyectos que están en marcha, en ocasiones puede haber problemas de liquidez. Estos problemas se caracterizan por la falta de dinero en efectivo para hacer frente a gastos u obligaciones, pero con cobros futuros que podrían hacer frente a dichas obligaciones (de no contar con esos cobros futuros, hablaríamos de insolvencia).
En estos casos, contar con un microcrédito puede ser de gran ayuda. Por ejemplo, imagina que tienes un pequeño negocio y tienes que hacer unos pagos a mediados de mes a los que no puedes hacer frente. Sin embargo, a finales de mes vas a cobrar una serie de facturas por un valor muy superior a ese pago que tienes que hacer. Estás en un problema de liquidez, pero no en un problema de solvencia. Simplemente, los plazos están desacompasados.
Eso se puede resolver con un microcrédito. Tomas el microcrédito, haces frente a los pagos que tienes a mediados de mes y, a final de mes, con el dinero que hayas cobrado de las facturas que tenías pendientes de pago, repagas el microcrédito. Tu empresa ha quedado salvada y no te ha costado prácticamente nada (de hecho, algunos microcréditos no te cobran nada si los devuelves dentro del mismo mes natural).
Otra opción es utilizar el microcrédito para adquirir bienes de capital, como en el primer caso, pero para proyectos que ya estén en marcha. Este caso es un tanto especial, porque es una mezcla de ambos casos anteriores. Imagina que tienes tu maquinaria y, por la razón que sea, ésta se rompe. E imagina que, aunque vas a cobrar unas facturas dentro de unas semanas, ahora mismo no dispones de efectivo para comprar nueva maquinaria.
En este caso, también te es muy útil un microcrédito. Lo único que tendrías que hacer es adquirir esa maquinaria con cargo al microcrédito que has contratado y, una vez tengas esa maquinaria, volver a ponerte a trabajar. Al ponerte a trabajar puedes seguir generando ingresos y el microcrédito lo puedes pagar tanto con las facturas que tenías pendientes de cobro como con el nuevo dinero que vas a obtener por poder seguir trabajando.
Hemos puesto tres ejemplos en los que los microcréditos pueden ayudarte en el campo del emprendimiento. Sin embargo, es evidente que, aun siendo ciertos, estos tres casos no son aplicables a cualquier situación o proyecto. Esto que hemos descrito a lo largo del artículo sólo es viable en aquellos casos en los que la inversión necesaria (ya sea para maquinaria o para manejar flujos de caja) es pequeña.
Los microcréditos, por su naturaleza, no permiten al prestatario obtener una gran cantidad de dinero. Por lo tanto, no esperes que con un microcrédito puedas poner en marcha un bar, donde tienes que pagar muchísimas cosas (empezando por el local, que no suele ser barato). Emprender en base a microcréditos no está pensado para este tipo de negocios. Emprender en base a microcréditos está pensado para pequeños negocios, como los de un autónomo.
Nos parece que es algo obvio, pero no está de más señalarlo porque puede haber alguna persona sin demasiados conocimientos financieros que vea nuestro artículo y se lleve a engaño. Este artículo está pensado para emprender pequeños negocios con requerimientos de capital bajos.
Como puedes ver, utilizar un microcrédito para emprender es una gran idea. Te permitirá poner en marcha más rápidamente tu negocio y no tener que estar tan pendiente del dinero durante las fases tempranas del proyecto. Y si lo utilizas para proyectos ya existentes, puede ser un gran balón de oxígeno para evitar que la empresa quiebre por falta de liquidez. ¡No desprecies esta forma de financiación!