Internet ha cambiado totalmente nuestra forma de relacionarnos con la realidad y, por supuesto, de contribuir a la economía. Hoy queremos hablar de un área de esta nueva economía que ha creado internet. En concreto, el área de la creación de contenidos. Nos referimos a la creator economy, un concepto novedoso pero que refleja muy bien la situación actual de la creación y consumo de contenidos.
Y es que, si te paras a pensarlo, durante mucho tiempo la creación de contenidos se ha basado en que un gran actor (generalmente una televisión o un estudio de algún tipo) creaba un contenido y lo publicaba para millones de personas. Eso sigue existiendo. Pero también existe todo lo contrario: pequeños creadores que crean contenido muy de nicho, habiendo una miríada de pequeños creadores de contenidos. De eso es de lo que vamos a hablar.
La creator economy es esta nueva economía en la que cualquier persona, si lo desea, puede ser un creador de contenidos… Con todo lo que ello implica: crear productos comerciales por los que te pagan y que, a su vez, generan trabajo tanto para ti como para terceros. De ahí que hablemos de “economy” en el nombre.
Sin embargo, va más allá de eso: la creator economy es un cambio de paradigma. Antes, había una docena de canales de televisión que creaban una serie de contenidos que millones de personas consumían porque no había otra cosa. Ese era el contenido que se creaba. O lo consumes, o no consumes este formato de contenido. Porque no hay más.
En cambio, en la actualidad, gracias a la creator economy, tenemos casi tantos creadores como consumidores, gracias a internet y la creación de plataformas que facilitan la creación y distribución de los contenidos. Así, cualquier persona puede crear un “programa de televisión” o “programa de radio” (en su versión 2.0) y tener a algunas personas consumiéndolo.
Evidentemente, no son las millones de personas que antes consumían lo que echaran por la tele o la radio, no. Ahora son grupos mucho más reducidos, de nicho. Pero también la creación de contenidos es mucho más de nicho. Gracias a internet, cualquier consumidor puede encontrar un creador de contenido que hable de aquello que le interesa, y viceversa.
En primer lugar, la facilidad de acceso a contenidos específicos. En segundo lugar, la posibilidad de que más personas vivan de la creación de contenidos. En tercer lugar, la dificultad de manipular la opinión pública y censurar discursos.
Aunque, por supuesto, la creator economy también tiene sus riesgos. Primero, implica una gran cantidad de creadores de contenidos que dedican buena parte de su tiempo a crear contenidos por los que son escasamente retribuidos. Y, segundo, implica una cierta atomización de la sociedad, que ya no tiene contenidos (y por tanto discursos y referentes) comunes.
La música es una de las áreas en las que más se ha podido ver cómo la creator economy cambiaba las reglas del juego para siempre. Hasta hace unos años, los estudios de grabación determinaban quién iba a ser la nueva estrella. Era muy difícil que una persona se hiciera famosa desde la nada gracias a su talento. Tenías que “tener padrino”.
En cambio, desde la llegada de plataformas como YouTube o SoundCloud, han sido muchísimos los artistas que han nacido de la nada y que se han hecho un hueco en el panorama musical a base de crear buenas canciones y buenos vídeos que eran directamente servidos a los consumidores, sin ningún intermediario. Es cierto que, después, han podido ser fichados por las discográficas. Pero su nacimiento fue ajeno a ellas.
En la radio también hemos visto el surgimiento de todo un nuevo universo de creadores de contenidos, aunque, en este caso, el nuevo nombre que ha recibido el canal de comunicación ha sido “podcast”.
Hoy hay podcasts de prácticamente todo lo que desees, producidos desde casa por personas más o menos anónimas pero especializadas en un campo concreto. Y ganan dinero con ello (al menos, algunos de ellos).
La versión con vídeo de lo que acabamos de describir en el apartado anterior. Ya no es necesario ver la televisión.
Tenemos miles de canales de YouTube y Twitch que nos ofrecen los contenidos que más nos interesan, específicamente creados para nuestros gustos e intereses (y, además, las propias plataformas nos ayudan a encontrar a esos creadores de contenidos). Así pues, también se ha descentralizado la creación de contenidos audiovisuales.
Sin embargo, todavía queda un área en el que la creator economy no ha sido capaz de entrar. Se trata del cine. Y es que, aunque es cierto que han aparecido diferentes series en plataformas como YouTube, lo cierto es que el capital que exigen estas producciones no está al alcance de cualquiera, como sí lo está el hecho de crearse una cuenta en YouTube para subir vídeos cortos grabados con una webcam.
Sin embargo, es probable que, en no mucho tiempo, avancemos hacia algún modelo en el que se pueda crear cine (o sea, ficción) de forma descentralizada. Esto será posible gracias al desarrollo de inteligencias artificiales que aligeren el coste de la producción audiovisual. Aunque, para esto, quizá aún falte algo de tiempo. Pero, en años venideros, lo veremos.
En nuestra opinión, la Creator Economy es el futuro (pero también el presente) de la creación y el consumo de contenidos. Internet nos ha permitido ponernos en contacto con millones de personas, ya sea para que nos ofrezcan el contenido de nicho que demandamos o para ofrecérselo nosotros a ellos. Y tú también puedes aprovecharte de este nuevo mundo.