El turismo es uno de los sectores de actividad más importantes de España. Supone una aportación al PIB nacional de aproximadamente un 7,4%, acercándose a los 80.000 millones de euros en 2021. De hecho, a nivel mundial, España es la segunda potencia turística del mundo: recibimos más de 83 millones de turistas, solo por detrás de Francia y por delante de Estados Unidos o China.
Pero, ¿cómo han sido los últimos diez años desde el punto de vista turístico? A continuación, repasamos todos los detalles.
Las cifras de llegadas de turistas extranjeros no pueden ser más llamativas. España comenzó la década con 52 millones de turistas, que gastaban algo menos de 52.000 millones de euros, de los cuales el 75% se realizaba en España. La década terminó con cerca de 84 millones de turistas y 95.000 millones de gasto total, con un gasto medio por turista de 1.130 euros.
El crecimiento del turismo ha sido espectacular. El número de turistas que han visitado España ha aumentado un 60%. Sin embargo, cada uno de ellos gasta menos que antes. Sube el gasto por día al reducirse la duración de la estancia y llegar más turistas de mercados desde los que el transporte aéreo cuesta más caro, pero aumentan las externalidades negativas tanto en el espacio aéreo como en el centro de algunas ciudades.
En términos relativos, la aportación del turismo al PIB no ha variado excesivamente.Supone el 11,5% del PIB, donde se incluye no solo el gasto de los turistas extranjeros y de los nacionales en España, sino también todos aquellos consumos en todos los bares y restaurantes del país, sean o no de turistas.
En la última década, se ha producido un cambio en el modelo de contratación de los viajes internacionales. Las aerolíneas lowcost han dado el sorpasso alas aerolíneas tradicionales gracias a sus costes mucho más bajos. Gracias a estas aerolíneas, el precio de los viajes se ha reducido de forma significativa.
En lo que tiene que ver con la intermediación,se ha impuesto Internet a las agencias de viajes tradicionales. Sin embargo, cada vez existen más intermediarios que tienen cada vez más poder en la contratación de los viajes. Solo las grandes cadenas hoteleras tienen un buen porcentaje de reservas a través de sus propios sistemas, mientras que el resto dependen de los grandes intermediarios,como Booking o Expedia.
Esto ha provocado que las agencias españolas hayan tenido que fusionarse para sobrevivir. La última de ellas ha sido la fusión de Logitravel con Viajes El Corte Inglés, que han creado un gigante del sector con una facturación superior a los 3.500 millones de euros.
El turismo nacional se ha caracterizado a lo largo de las últimas décadas en un modelo de sol y playa, fundamentalmente de bajo coste. No es de extrañar, ya que España es uno de los países más soleados de Europa, con alrededor de 300 días de sol al año. Además, tiene casi 8.000 kilómetros de costa, lo que hace que buena parte del turismo se concentre en estas áreas.
Este modelo ha sido especialmente intenso en zonas del sur, del levante y delas islas Baleares y Canarias, que han recibido buena parte de los turistas extranjeros. Sin embargo, al mismo tiempo, este modelo no ha estado exento de polémica, por la saturación de las playas, el ruido y la suciedad de estos visitantes.
De hecho, muchos expertos instan a cambiar el modelo de sol y playa español y apostar por un modelo mucho más sostenible. En la actualidad, la huella ecológica del turismo oscila entre el 5% y el 7% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y, para los expertos, los grandes hoteles deberían reducir entre un 10 y un 15% sus emisiones para garantizar la sostenibilidad del sector turístico.
En marzo de 2020, el Gobierno de España, presidido por Pedro Sánchez, decretó el estado de alarma y el consecuente confinamiento de la población para frenarla expansión del coronavirus. Sin embargo, a pesar de las tímidas aperturas del verano, se sucedían las restricciones, afectando de forma significativa alturismo.
En 2020, tan solo llegaron 18 millones de turistas a España, tan solo el 21% del total de pasajeros del año anterior.2021 fue algo mejor, pero todavía se seguían arrastrando los efectos del coronavirus, ya que España tan solo recibió 31 millones de pasajeros. Lo mismo sucedió con el número total de pasajeros del transporte aéreo en España, que pasó de 275 millones en 2019 a 76 millones en 2020.
En consecuencia, el PIB turístico cayó casi un 60% en tan solo un año, provocando la destrucción de muchas empresas asociadas con el turismo y de millones de puestos de trabajo. No obstante, en los momentos más duros de la pandemia, los hoteles también pusieron su granito de arena para resolver la situación, creando hospitales improvisados para alojar personas contagiadas.
A pesar de la crisis actual, todo hace indicar que el sector turístico renacerá. A medio plazo, el sector tiene una apuesta decidida a mantener su liderazgo que apunta hacia un descenso de la demanda, una mayor competencia y un tipo de turista cada vez más exigente, especialmente a la hora de disfrutar de experiencias únicas y personalizadas.
Esto obligará a las compañías a adaptarse a los intereses, necesidades y preferencias de los consumidores. Mediante una oferta de servicios atractiva y personalizada, el objetivo es atraer a aquellos turistas que encajen con su perfil para que contraten sus servicios.
A todo ello se le suma una necesidad cada vez mayor por un modelo mucho más sostenible. Las empresas tendrán que reducir sus emisiones de efecto invernadero en línea con lo que marquen las nuevas políticas medioambientales. Y, sobre todo, apostar por un modelo más social, evitando desperdicios de comida y consumos incontrolados. El cliente estará en el centro y, en la actualidad, es uno de los aspectos a los que da más importancia.
Últimos artículos:
Quiero ganar más dinero, ¿por dónde empiezo?
Planes de pensiones paneuropeos, todo lo que necesitas saber