Cuando las personas piden un préstamo bancario, sobre todo si es de un importe elevado, como un préstamo personal para la compra de un coche o una hipoteca, el banco puede pedirles un aval. En este post te vamos a contar todo lo que necesitas saber para entender qué es y cómo funcionan los avales.
Por definición, un aval es una garantía (en dinero o en bienes) ante el cumplimiento de una obligación económica. Se podría decir que funciona de forma parecida a la de un seguro: lo tienes y “no sirve para nada” hasta que ocurre algo que no esperabas (y, por supuesto, no deseabas). Entonces entra en funcionamiento.
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Por tanto, se trata de una garantía de pago en toda regla, ya que si no podemos pagar la deuda, el avalista se compromete a pagarla por nosotros. De esta forma, el que nos presta dinero tiene la certeza de que se le va a devolver. Veámoslo con un ejemplo.
Alberto solicita un préstamo a su banco de 20.000 euros para comprarse una moto. Una moto muy cara, por cierto. El banco, para asegurarse de que Alberto le devolverá el dinero y que no se fugará con la moto de ruta por Europa, decide pedirle un aval. Y en un gesto de amor fraternal sin precedentes, Nuria, hermana de Alberto, decide ser su avalista.
Si Alberto paga su deuda mes a mes, el acto de generosidad de Nuria no tendrá repercusiones negativas para ella. Pero ¿y si no paga? La vida da muchas vueltas y algo podría pasar que impidiese a Alberto hacer frente a su deuda. En ese caso, Nuria, como buena avalista, tendría que responder por su hermano pagando el préstamo.
En el caso de los préstamos hipotecarios, la vivienda en sí misma es el aval. De ahí la frase de “si no pagas, tu casa se la queda el banco”. También ese es el motivo por el que los bancos exigen que se tasen las casas, para conocer su valor real y poder ajustar el importe de la hipoteca al valor de tasación.
En general, podríamos diferenciar entre dos clasificaciones de avales. Por una parte está el aval personal, que es el que te hemos descrito con el ejemplo de Alberto y Nuria. Consiste en que una tercera persona (Nuria) asume el pago de la deuda en el caso de que el avalado (Alberto) no pueda afrontarla.
Pero también existe el aval bancario. En este caso es el banco el que avala y se hace cargo de la deuda si el avalado no pudiese hacer frente a la misma con una tercera persona. Normalmente, el cliente paga una cantidad mensual al banco para que lo avale y le cubra el impago en el caso de que sea necesario.
En el caso de los contratos de alquiler, por ejemplo, estos avales bancarios son muy comunes, y tienen como finalidad cubrir la suma de la renta mensual durante varios meses.
¡Esperamos haber resuelto todas tus dudas sobre los avales!
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