“Veni, vidi et vinci”. Lo siento, es duro oírlo, pero lamentablemente esto sólo puede decirlo Julio César. El resto de los mortales no llegamos a las rebajas, vemos una prenda que nos guste, que además sea útil y económica, y que, para colmo, nos quede como un guante. De hecho en la mayoría de los casos, es cierto, vamos como una gallina sin cabeza. Admitámoslo. Las colas, el calor, la muchedumbre enfurecida o los tentadores precios nos nublan la vista. [¿Necesitas una ayuda este mes? Solicita tu préstamo aquí] Sólo Julio César derrota al rey del Ponto y se convierte en el maestro de la batalla de Zela en un tiempo récord. Digo más. Para encontrar un atuendo digno en las rebajas nosotros necesitamos más tiempo que Julio César para pronunciar ese "Vine, vi y vencí", es decir, para levantar sus puños en la batalla proclamándose como único y máximo vencedor.Por lo tanto, tracemos una estrategia. Empecemos por el principio: papel y bolígrafo en mano. Vayamos hasta nuestro armario y seamos prácticos ¿Qué necesitamos? Ésta es la primera pregunta que debemos hacernos. Habiendo analizado nuestro vestuario, anotemos aquellas prendas que consideremos verdaderamente útiles. Ya habrá tiempo para caprichos.En el segundo paso debemos concienciarnos de que las rebajas son una buena ocasión para comprar prendas básicas ya que podemos darles uso a lo largo del año. De modo que si no eres Kate Moss o Andrés Velencoso, no te molestes en comprar las últimas tendencias. No nos engañemos: no vas a salir en la portada de una revista. Por lo tanto, sé práctico. Piensa que si metes en tus bolsas prendas que pueden pasar de moda rápidamente no habrás aprovechado las rebajas. Te habrás dejado llevar por las apariencias, habrás sido seducido por las pasarelas Prêt-à-porter. ¿Y cuándo ir de rebajas? El primer día es un error fatal. Sé cauto, espera por lo menos cinco o seis días. Son muchas las tiendas que aprovechan la euforia de sus clientes para poner a la venta las prendas menos jugosas durante la primera semana. A medida que pasan los días, verás como por arte de magia aparecen cosas “en las que no te habías fijado”. ¡Mira tú por dónde! Y, para todos aquellos que sientan cierta repulsión por las grandes aglomeraciones, el secreto consiste en olvidar los fines de semana para ir de compras. Escoge un día de la semana cualquiera y procura sacar tiempo al mediodía. Serás el rey de la tienda.Hemos hablado del cómo, del cuándo, pero ¿y el por qué? ¿Por qué irnos de rebajas? Comprar prendas o artículos rebajados puede ser una inversión. ¡Invirtamos pues! Apostemos todo a una sola carta. No perdamos la ocasión de comprar complementos que en plena temporada están fuera de nuestro alcance y que en rebajas pueden ser nuestros. Los zapatos, los bolsos de piel o los vestidos de fiesta son complementos y prendas que amortizaremos el resto del año. ¡Ve a por ellos!La era tecnológica también ha irrumpido en el loco mundo de las rebajas. Hay un sinfín de aplicaciones móviles que te ponen al día. Por ejemplo:
¿Pero qué ocurre cuando ni nosotros sabemos qué queremos? Pues que llegamos a las tiendas y, abrumados por la cantidad ingente de prendas que bucean en los mostradores y por otras tantas que cubren el suelo, acabamos llevándonos lo primero que ha caído en nuestras manos. Error. Para evitar que suceda esto, tómate tu tiempo antes de ir de rebajas, respira hondo, siéntate frente al ordenador y entra en las páginas de las tiendas que querrías visitar. De esta manera podrás hacerte una idea de lo que buscas e irrumpir en la tienda con un objetivo marcado. Sin distracciones, no hay despilfarro. Aprovecha las rebajas.