La mayoría de las personas que se acercan al mundo bursátil por primera vez se sienten abrumadas por la cantidad de alternativas de inversión posibles: acciones, fondos de inversión, etfs, futuros, forex, opciones binarias… ¿Por dónde empezar para no meter la pata?La cartera permanente es una estrategia de inversión muy sencilla que tiene como objetivo proteger los ahorros de los inversores independientemente del ciclo económico en el que nos encontremos. En este artículo la analizaremos a fondo y te explicaremos cómo ponerla en práctica.Lee también: ¿Qué es y para qué sirve el índice SP 500?
El creador de la cartera permanente fue Harry Browne, un escritor norteamericano defensor del libre comercio que, entre otros logros personales, llegó a ser candidato a presidir Estados Unidos por el partido Partido Libertario en los años 1996 y 2000.Harry Browne escribió 19 libros a lo largo de su vida y ha publicado miles de artículos. Uno de sus libros más famosos es Fail-Safe Investing, un manual de inversión que se lee en 30 minutos y que sentó las bases de las llamadas “17 reglas de oro de Harry Browne”. En su faceta inversora, Browne quería desarrollar una estrategia de inversión que fuese segura y rentable de forma independiente a la coyuntura económica. En otras palabras, una inversión que fuese bien en tiempos de crecimiento, de inflación, de recesión, de guerra o incluso de depresión. La llamó la cartera permanente.
Harry Browne estudió la evolución de diferentes activos y se dio cuenta de que estos se comportaban de forma diferente en función del estado de la economía. La acciones, por ejemplo, aumentaban su valor en años de crecimiento y lo perdían durante las crisis. Los bonos, mientras tanto, tenían el comportamiento contrario.Pero Browne no se quedó en el clásico acciones vs bonos, sino que también estudió el comportamiento de otros activos menos populares, como los metales preciosos y el dinero en efectivo.La conclusión a la que llegó fue que si diversificaba de forma adecuada una cartera de inversión con activos de distinta naturaleza, conseguiría que esta fuese estable y no se viese afectada por los ciclos económicos.Browne identificó cuatros tipos de activos que se comportaban bien en al menos una de las cuatro fases que podía experimentar una economía. Estos activos eran los siguientes:
La cartera propuesta por Harry Browne debía estar compuesta por estos cuatro activos exactamente en la misma proporción, en un 25%:
Si debido a la marcha de la economía la proporción de alguno de estos activos sube o baja, habrá que rebalancear la cartera.En concreto, Browne recomendaba revisarla una vez al año y rebalancear si los porcentajes superaban el 35% o eran inferiores al 15%. Es decir, en el caso de que la acciones subiesen su peso porcentual en la cartera y los bonos lo bajasen, venderíamos acciones y compraríamos bonos hasta volver a situar todos los activos en un 25%.
Harry Browne hizo numerosas simulaciones y análisis hasta llegar a la conclusión de que su cartera permanente podría dar una rentabilidad anual neta (es decir, descontada la inflación) de entre el 4,5% y el 5%. Pero se equivocó.Si tomamos como referencia el periodo comprendido entre 1978 y 2018, la rentabilidad neta de una cartera permanente habría sido del 8% aproximadamente, es decir, casi el doble de lo que estimó su creador.Lee también: ¿Qué es el trading?
Hoy por hoy, la forma más sencilla de crear una cartera permanente es a través de fondos indexados. En concreto, debemos elegir un fondo indexado para cada uno de los activos de la cartera.Por ejemplo:
A modo de resumen podemos decir que la cartera permanente es una estrategia de inversión que se rige por tres premisas básicas:
Por tanto, estamos ante una fórmula de inversión bastante fácil de entender y que en teoría debe funcionar ante cualquier ciclo económico. Además, no es necesario hacer un seguimiento diario de la cartera. Como su comportamiento no es excesivamente volátil, basta con que la revisemos de vez en cuando para hacer los rebalanceos.La principal crítica que se le achaca es que puede ser una estrategia excesivamente conservadora para según que tipo de inversor, ya que la mitad de sus activos son bonos y dinero en efectivo.