¿Estás pensando en comprar una segunda residencia? En ese caso, el artículo de hoy te interesa. Vamos a darte algunos consejos para comprar una segunda residencia, porque son muchas las personas que quieren hacerlo y, o bien no lo hacen porque no saben cómo hacerlo, o bien lo hacen, pero lo hacen mal. Y es que, como puedes imaginar, comprar una segunda residencia no es algo que se deba hacer a la ligera.
En los siguientes apartados abordaremos cuestiones tan importantes como si realmente vas a necesitar esa segunda residencia, si te compensa lo que vas a pagar, qué tipo de segunda residencia se ajusta mejor a tus necesidades y mucho más. Después de haber leído este artículo, tu decisión de compra (o no) será mucho más acertada. ¡Vamos!
La primera pregunta que debes hacerte es si realmente necesitas una segunda residencia. Y no es una pregunta menor. Para muchas personas, tener una segunda residencia es un símbolo de estatus. Una forma de decir “he tenido éxito en la vida”. Digamos que, para muchas personas, tener una segunda residencia está en la hoja de ruta por defecto, pero nunca se lo han pensado con detenimiento.
Así que paremos un segundo y pensemos con ese detenimiento: ¿De verdad necesitas una segunda residencia? ¿Para qué la quieres? ¿Para ir de vacaciones? Supongamos que vas a utilizarla en tus vacaciones. En total, 2 meses al año. 60 días. A lo largo de 20 años. 1200 días. ¿Y qué precio tiene una segunda residencia? Depende de muchos factores, pero no va a bajar de 150.000€. Eso significa que, durante esos 20 años, cada noche que la uses tendrá un coste de 125€.
Ese es el precio que tiene una noche en un hotel de 5 estrellas. Literalmente. Podrías ir de vacaciones y alojarte en un hotel de 5 estrellas y te saldría por un precio menor que el de la compra de esa segunda residencia. Porque, además, la segunda residencia tiene otros gastos adicionales (seguros, mantenimiento, etc.).
Ahora bien, aunque lo anterior es cierto, también es verdad que los números pueden cambiar. Quizá te acabes de jubilar con 60 años y vayas a utilizar mucho más esa segunda residencia. Por ejemplo, todas las fiestas y fines de semana. En ese caso, los días de uso al año se multiplican por 2 como mínimo, y el precio por noche se reduce. No digamos y asi la vivienda en cuestión tiene un precio más bajo del que hemos mencionado.
Además, se trata de una inversión. Vas a tener una segunda residencia. Vas a aumentar tu patrimonio, porque va a ser una propiedad. En el futuro, podrías alquilar esa vivienda y, cuando mueras, pasará a ser de tus hijos. Por lo tanto, no se puede ver sólo como un bien de consumo. Hay que entenderla como una inversión. En este sentido, sí puede ser una inversión inteligente. Pero sólo tú puedes saber si, en tu caso, realmente es así.
Ahora, supongamos que, efectivamente, sí te interesa una segunda residencia. ¿Qué tipo de segunda residencia deberías comprar? Bueno, pues hay que atender a una serie de aspectos para acertar. Vamos a verlos más relevantes, los que no deben faltarte en el momento de elegir la más adecuada para ti:
En primer lugar, por supuesto, debe ser una segunda residencia que se ajuste a tus gustos. Si te gusta la montaña, no la vas a comprar en primera línea de playa. Esto es evidente. En segundo lugar, conviene que tenga las características óptimas para el tipo de vida que vayas a querer hacer en ella. ¿Vas a usarla en familia? Necesitarás dos o o tres habitaciones. ¿Vas a usarla sólo con tu pareja? En ese caso, es suficiente con una habitación.
En tercer lugar, como es obvio, te interesa el precio más bajo posible. Siempre que la vivienda cumpla con las características que necesitas, el precio más bajo será la mejor opción. Para ello, conviene que obtengas tantas posibles ofertas como puedas, para tener donde elegir. Puedes hacerte amigo de trabajadores en empresas inmobiliarias o consultar los obituarios del pueblo donde quieras tu segunda residencia para contactar a los herederos.
En cuarto lugar, si planteas la compra como una inversión (al menos, en parte), puede ser una buena idea apostar por una vivienda en mal estado y reformarla. El precio final puede ser mucho más bajo que si compras una en perfectas condiciones y, además, puede ser una inversión muy exitosa (te gastas 80.000€ en la vivienda y 20.000€ en la reforma y el valor final de la vivienda es de 150.000€. ¡Has ganado 50.000€!).
En quinto lugar, y yendo más a lo concreto, es importante que la segunda residencia que compres cuente con las características básicas de una buena vivienda. Esto significa que cuente con aspectos tales como ascensor (en caso de ser un piso), buena iluminación, pocos ruidos, sin malos olores, en una buena zona, etc. Al final, debes abordar la compra de la segunda residencia como si fuera la primera. Debe ser perfecta.
Por último, dos consejos. El primero es que tengas cuidado con los aspectos fiscales. Comprar una segunda vivienda puede alterar tu relación con Hacienda. Tenlo presente para que, después, no haya sorpresa. También tienes que tener en cuenta que, en España, hay mucha okupación de viviendas. Ve con cuidado y ten un plan B por si llega a ocurrir (por ejemplo, ten dinero para recurrir a empresas especializadas en expulsar a okupas).
Como puedes ver, comprar una segunda residencia no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Esperamos que estos consejos que te hemos dado te ayuden a clarificar si realmente quieres llevar a cabo esa compra y, en caso de que, finalmente, sí quieras, cuál es la más adecuada para tu caso particular. ¡Y no te olvides de contarnos qué tal te fue con la compra!