El mercado de bonos gubernamentales es uno de los más seguidos desde el punto de vista económico por analistas e inversores, y al mismo tiempo uno de los que tienen mayor volumen de contratación. Su importancia es tal que incluso influyen en la actividad macroeconómica, hasta el punto de influir en su evolución e indicar la salud económica de un país o zona económica gracias a la curva de tipos.
Pero, ¿sabes en qué consiste la curva de tipos, por qué es tan importante y qué tipo de información puede revelar? A continuación, te explicamos todos los detalles.
La curva de tipos no es un indicador numérico ni una ratio como tal. En realidad, es una representación gráfica de los rendimientos de la deuda de un país en diferentes vencimientos. En concreto, la curva refleja el interés que pagan las letras del tesoro, los bonos y las obligaciones del estado con diferentes vencimientos: desde los tres meses de las letras hasta los 30 años de los títulos de deuda pública con vencimientos más amplios.
Básicamente, consiste en dibujar una gráfica, que tenga la siguiente información en sus ejes:
● En el eje de las X se sitúa el vencimiento en años.
● En el eje de las Y se sitúa el tipo de interés de cada título de deuda pública.
Según la opinión predominante, la curva de tipos proporciona información sobre la evolución esperada de los tipos de interés a corto plazo (relevante para la política monetaria) y sobre un factor poco claro, la denominada prima de liquidez.
Cada uno de los títulos de deuda pública convergen en un punto donde se sitúa el tipo de interés en función del vencimiento. La unión de todos estos puntos da como resultado esta curva de tipos, que es ascendente cuando el interés es mayor en los bonos con mayor vencimiento, y descendiente en caso contrario.
En general, cuanto mayor sea el vencimiento de un bono, mayor será también el tipo de interés que proporciona ese título de deuda pública. Esto es sencillo de entender si piensas que el plazo de vencimiento del bono supone la renuncia de su emisor al uso de ese dinero. Cuanto más tiempo se quede sin utilizar, mayor será el tipo de interés exigido por el prestamista.
Por eso, la curva de tipos suele ser ascendente. Es decir, parte de tipos de interés bajos en vencimientos cortos para ir progresivamente creciendo conforme aumenta el plazo de los bonos. No obstante, en ocasiones, la curva de tipos se “invierte”, es decir, los tipos de interés más elevados se corresponden con los vencimientos más cortos.
La inclinación de la curva, que es esencialmente el resultado de la diferencia entre los tipos de interés a corto y largo plazo, tiene especial importancia por la teoría de las expectativas. En concreto, y dependiendo de la evolución del gráfico, podemos encontrar hasta cuatro tipos de curvas de tipos, fundamentalmente: la curva de tipos creciente, la invertida, la plana y la oscilante.
Es el gráfico de curva de tipos más habitual y la que normalmente muestran todas las emisiones de deuda pública. Como ya hemos apuntado, cuanto mayor sea el vencimiento, mayor será también el riesgo asumido por el prestamista y, en consecuencia, mayor también el tipo de interés exigido.
Este escenario refleja una buena salud económica en términos de crecimiento y control de la inflación. El motivo es que, tras una recesión, las rentabilidades de los bonos en tramos largos van capturando paulatinamente esa recuperación a través de mayores rentabilidades y menores precios.
Se le llama invertida porque, en lugar de ser ascendente, los tipos van descendiendo conforme aumenta el vencimiento de los títulos de deuda. Es decir, los tipos de interés más elevados se corresponden con los bonos con vencimientos más cortos, y viceversa. Se trata de un escenario aparentemente antieconómico, pero que se da en la realidad.
En este caso, las perspectivas de los agentes económicos se deterioran, y los inversores acaban adquiriendo bonos de largo plazo para asegurarse rentabilidades más atractivas en un activo seguro. La compra de estos bonos provoca un aumento del precio y, en consecuencia, una disminución de las rentabilidades. Además, es habitual que los bonos a corto plazo se vean más influenciados por la política de los bancos centrales para enfriar o estimular la economía.
El tercer escenario es una curva de tipos de interés aplanada. En este caso, las rentabilidades de los títulos de deuda es más o menos igual en todos los vencimientos. En otras palabras, el estado paga más o menos lo mismo por endeudarse o pedir dinero a seis meses que a 10 años.
Se trata del escenario menos habitual, y considerado por muchos expertos hasta irreal.
El último tipo de curva de tipos es la curva oscilante o con jorobas. Esto ocurre cuando se observan tramos crecientes seguidos de otros tramos decrecientes, o viceversa. En este caso, no existe un patrón específico en cuanto al tipo de interés de los diferentes vencimientos.
Este escenario también es poco habitual, pero suele suceder cuando existe inestabilidad económica que genera cierta incertidumbre en el mercado de bonos.
Normalmente, la curva de tipos que proporciona mejor información sobre la evolución de la economía es la de Estados Unidos. Aunque cualquier persona puede elaborar este gráfico de una forma sencilla, se puede ver fácilmente a través de la web de StockCharts, utilizando el concepto “Dynamic Yield Curve”.
Por su parte, puedes consultar la curva de tipos de los países de la zona euro a través de la página del Banco Central Europeo.