DeFi es el acrónimo de finanzas descentralizadas, un concepto cada vez más popular en la industria financiera,especialmente entre aquellas personas que abrazan el concepto de la criptografía aplicada al sistema monetario y el uso generalizado de blockchain.
Pero, ¿marca un antes y un después en el mundo inversor? Y, sobre todo, ¿cabe esperar que sustituya las actuales finanzas tal y como las concebimos actualmente? A continuación, te explicamos cuáles son las principales aristas de las DeFi y qué se puede esperar en el futuro.
DeFi es la abreviatura en inglés de finanzas descentralizadas (decentralized finance).Es un concepto que se utiliza para denominar cualquier ecosistema financiero construido sobre la tecnología blockchain. Es decir, no se entienden las finanzas descentralizadas sin la existencia de una cadena de bloques que le dé sustento.
Su funcionamiento es similar a cualquier otro concepto alojado en la blockchain. En esencia, consiste en una red de bloques en la que no interviene un servidor central, que se sustituyen por nodos descentralizados, capaz de transferir datos y activos de una forma totalmente segura y bajo la vigilancia de los propios usuarios, que son quienes verifican las transacciones realizadas.
Asimismo, estas operaciones se rigen por los contratos inteligentes o smart contacts, que no son más que programas informáticos que se ejecutan de manera automática si se cumplen una serie de condiciones, bajo los parámetros que ambas partes acuerden con anterioridad.
En definitiva, DeFi utiliza la tecnología blockchain para almacenar y transferir activos de forma digital, asegurando el cumplimiento de los acuerdos por parte de todos los intervinientes gracias a los contratos inteligentes.
Desde su nacimiento y su espectacular crecimiento,las finanzas personales no han hecho más que aumentar en volumen de transacciones, sustituyendo en cierto modo las finanzas tradicionales.
No en vano, para finales de 2021, se habían invertido casi 300 mil millones de dólares en protocolos DeFi y el ecosistema actualmente representa 1.598 protocolos, dAPPS (aplicaciones descentralizadas)y otras plataformas. Solo en Brasil hubo un aumento del 300% en el volumen de transacciones con monedas estables en 2021.
Las personas que interactúan con DeFi lo hacen de manera mayoritaria gracias a su carácter descentralizado, es decir, por utilizar una alternativa diferente a las tradicionales que no estén controladas por ningún organismo centralizado. En este sentido, las personas que utilizan DeFi lo hacen por varios motivos:
● Inversión para el futuro, al ser una alternativa muy usada por los inversores que buscan generar ganancias a largo plazo fuera de lo tradicional. De hecho, numerosas inversiones ya arrojan rentabilidades que son superiores a la de la mayoría de instrumentos que operan en mercados organizados.
● Dar préstamos a terceras personas: siendo un mercado fundamental en la actualidad para ofrecer financiación en condiciones alternativas a los tradicionales préstamos bancarios.
● Obtener préstamos: las transacciones son instantáneas gracias a los smart contracts, sin necesidad de tener que reunir papeleo ni realizar análisis de riesgos por parte de las entidades.
Aunque las ventajas de las finanzas descentralizadas están fuera de toda duda, lo cierto es que, todavía a día de hoy, es un ecosistema en estado incipiente, y nadie sabe con seguridad cuál será su tendencia en los próximos meses y años.
Evidentemente, las DeFi cuentan con una serie de ventajas y beneficios que se resumen en la democratización de todo lo que tiene que ver con las finanzas personales, con una filosofía que se basa en la desregulación de todo el ecosistema financiero y una mayor participación de los pequeños inversores.
A todo ello se le suma que los inversores institucionales también ven en la industria una oportunidad de complementar sus carteras de fondos de inversión y otros instrumentos financieros.
No obstante, las implicaciones de las DeFi son hoy en día difíciles de predecir,al ser un cambio tan disruptivo y revolucionario. Teniendo en cuenta que la industria financiera tiene implicaciones sobre todas las personas y empresas,esta transformación no parece tan rápida ni evidente, ya que existen barreras de adopción por parte de los usuarios.
Supone cambiar las cuentas bancarias por wallets desde donde se custodian tanto NFTs de activos reales como otros tipos de tokens. En este escenario, los bancos tendrán que transformarse en grandes fintechs,que actuarán como grandes nodos de conexión entre redes, además de poseer sus propias redes privadas.
Además, lo más probable es que los organismos públicos muestren sus reticencias a la adopción de las finanzas descentralizadas de forma mayoritaria, ante el temor de que esta revolución suponga una pérdida de poder y toma de decisiones, especialmente por parte de los bancos centrales en todo el mundo.
La presión regulatoria sobre las entidades financieras podría ralentizar esta adopción. Pero, al mismo tiempo, una mayor presión fiscal incentivaría a ciudadanos descontentos a adoptar estas finanzas descentralizadas.
Por último, y no por ello menos relevante, está el desarrollo tecnológico requerido para soportar el gran número de transacciones que supone un sistema mundial digital e interconectado.
La red Ethereum, sin ir más lejos, ha mostrado síntomas de saturación, que provoca grandes tiempos de confirmación y elevadas comisiones, lo contrario de lo que se presumiría de una red de blockchain bien configurada.
Algo similar ha ocurrido con Bitcoin, del que incluso se le ha llegado a decir que supone una amenaza medioambiental por la huella que deja.
En cualquier caso, no cabe duda que las finanzas descentralizadas son una nueva oportunidad, habiendo dejado de ser una opción para convertirse en una obligación. Y puede suponer la estocada definitiva para las entidades financieras reguladas que termine por desangrar lentamente a estos pacientes. Solo el tiempo lo dirá.
