La crisis subprime de 2008 provocó una caída en las bolsas sin precedentes en casi 100 años, cuando ocurrió la crisis del 29 en Estados Unidos. Desde entonces, los mercados financieros han seguido una tendencia alcista que ha durado hasta 2022,cuando parece que la situación se ha revertido.
Pero, ¿cuál ha sido el comportamiento de los mercados financieros en los últimos diez años y qué se puede esperar de la bolsa en el futuro? A continuación, te lo explicamos.
La tendencia alcista comenzó hace once años, cuando diversos bancos centrales de todo el mundo, especialmente la Reserva Federal, el Banco de Japón y el Banco Central Europeo, comenzaron sus programas de compras de activos para luchar contra la crisis económica surgida tras las hipotecas subprime y el estallido de la burbuja inmobiliaria en algunos países.
Una política monetaria sin precedentes que inundó de liquidez al sistema y que, a pesar de las previsiones, no llegó a la economía real, al menos como se esperaba. Al contrario, el dinero fácil se utilizó para invertir en activos financieros, lo que impulsó la bolsa hacia máximos históricos en aquella época.
En marzo de 2013, el S&P 500, el principal selectivo americano, alcanzó el primer máximo histórico desde septiembre de 2000, al superar la barrera de los 1.550 puntos. Habían pasado casi trece años de mercados laterales, y la evolución alcista de la bolsa parecía imparable.
En los siguientes años, los mercados siguieron experimentando fuertes subidas, pulverizando los máximos históricos anteriores. En todas ellas se alcanzaban los dos dígitos,salvo la excepción de 2015, cuando el S&P 500, que hemos tomado como referencia, bajó un 0,69%.
En 2018, la bolsa también comenzó a experimentar caídas bastante importantes que hicieron temer el fin del ciclo alcista. La guerra comercial entre Estados Unidos y China fue el detonante, y ese año, la bolsa acabó teñida de rojo y con el temor ante una posible recesión si la situación no se resolvía.
Por suerte, la sangre no llegó al río, y finalmente se llegaron a una serie de acuerdos comerciales, aunque la situación seguía muy tensa. En 2019, los mercados reaccionaron con fuertes subidas,debido a que la política monetaria de los bancos centrales seguía animando a ello y, sobre todo, por el empuje de las empresas tecnológicas, que han sido las principales impulsoras del crecimiento económico de estos últimos diez años.
En los meses de febrero y marzo de 2020, la bolsa cayó de forma abrupta a causa dela expansión del coronavirus. El miedo a una recesión provocada por las restricciones provocó una reacción en cadena que sacudió a todos los mercados financieros del mundo, sin excepción.
Tan solo unos días antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase como pandemia el nuevo brote de coronavirus surgido en la ciudad de Wuhan el 11 de marzo, los mercados financieros mundiales cayeron en picado. El 9 de marzo, el S&P 500 registró fuertes descensos del 7,6 %, hasta los 2746,56 puntos, la peor caída en el mercado americano desde la crisis económica de 2008.
Pero no acabaría aquí la cosa, ya que el 12 de marzo, el principal selectivo americano bajó otro 9,51%, y el 16 de marzo, un 11,98% adicional. En total, el S&P 500 bajó un 34% en tan solo dos meses,anticipando lo que vendría después. En Europa y Asia, las cosas no fueron mucho mejor, y prácticamente ningún índice se libró de los efectos devastadores de la pandemia. El IBEX-35 fue uno de los peor parados, ya que cayó un 40% durante esos meses.
A pesar de la gran caída registrada en marzo, el año 2020 acabó en positivo en la mayoría de índices mundiales. El S&P 500, por ejemplo, subió un 15% durante ese mismo año y la bolsa mundial lo hizo un 14,3%. El descubrimiento de las vacunas y su excelente eficacia hicieron que noviembre fuera el segundo mejor mes en bolsa de los últimos 50 años.
2021 fue un año de transición hacia la nueva normalidad. La vacuna se iba inoculandode manera progresiva a la población mundial, y el fin de la pandemia y las restricciones parecía cada vez más cerca. Las previsiones económicas eran, por tanto, excelentes, lo que hizo que la bolsa siguiese la tendencia alcista que solo el coronavirus rompió. De hecho, la bolsa fue rompiendo máximos históricos de forma continua, y en 2021 se alcanzó una rentabilidad en bolsa cercana al 27%.
Después de 10 años de tendencia alcista en bolsa, 2022 parece ser, definitivamente, el año de inflexión en los mercados financieros. La mayoría de índices bursátiles están en rojo, y algunos de ellos han perdido incluso buena parte delos beneficios cosechados en los últimos años. Por ejemplo, el S&P 500 ha perdido casi un 25% en lo que va de año, un nivel similar al Nasdaq y el Eurostoxx.
Existen diversos motivos que explican estas caídas. En primer lugar, los mercados anticipan una fuerte subida de tipos de interés de los bancos centrales para frenar una inflación que no se veía en casi 40 años. Además, las débiles previsiones económicas para este año, por debajo de lo estimado en periodos anteriores, acentúan el miedo inversor a que estemos a las puertas de una recesión que podría convertirse en estanflación, el escenario menos deseado para los inversores.
Con todo, es posible que las mayores caídas de los índices ya hayan sido descontadas. De cómo se gestione la crisis inflacionaria dependerá la evolución de los mercados financieros mundiales, pero todo hace indicar que no veremos los niveles de estos últimos años en bolsa.
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