Los depósitos bancarios o depósitos a plazo fijo, como comúnmente se les denomina, forman parte de la tradición financiera de nuestro país. Debido a su sencillez y a su seguridad, han sido (y siguen siendo) el instrumento de ahorro e inversión preferido por los españoles.Los datos no dejan lugar a dudas: al cierre de 2019 los hogares españoles acumulaban 918.624 millones de euros en depósitos, según datos del Banco de España. Esta cifra es 3,4 veces mayor que el dinero gestionado por los fondos de inversión, según Inverco.Considerando que la bolsa no es para todo el mundo, ¿son los depósitos bancarios la mejor opción de inversión en tiempos de crisis? Te lo contamos.
Un depósito bancario es un producto financiero que proporciona al ahorrador una rentabilidad conocida de antemano durante un plazo determinado. Su funcionamiento es muy sencillo: el ahorrador presta su dinero al banco y se compromete a no utilizarlo durante el plazo acordado. A cambio de este “préstamo”, el banco le ofrece una rentabilidad segura.Como veremos en el siguiente apartado, la gran ventaja de los depósitos a plazo fijo es su seguridad. No solo aseguran percibir una rentabilidad, sino que además están protegidos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que en el caso de España (también del resto de países de la UE) garantiza hasta 100.000 euros por titular y banco.
Las principales ventajas de los depósitos a plazo fijo son las siguientes:
Pero cuidado, que no es oro todo lo que reluce. Los depósitos bancarios también tienen algunos inconvenientes que debes conocer:
Cuando se habla de depósitos bancarios todo el mundo piensa en los depósitos a plazo fijo (o imposiciones a plazo fijo). Tanto es así que los términos “depósito bancario” y “depósito a plazo fijo” se utilizan como si fueran sinónimos. Sin embargo, no es este el único tipo de depósito que existe.Sin ir más lejos, las cuentas corrientes o las cuentas remuneradas también se consideran depósitos, solo que en este caso son depósitos a la vista cuyo fin no es ofrecer una rentabilidad al ahorrador, sino permitir hacer operaciones bancarias como ingresos, pagos, domiciliar recibos o sacar dinero de un cajero automático.Hace unos años fueron muy populares los depósitos con remuneración en especie. Se trataba de depósitos en los que el ahorrador recibía un regalo en lugar de una rentabilidad económica. Los regalos iban desde juegos de sartenes hasta bicicletas o televisores de gama alta.Los depósitos a interés variable y los depósitos estructurados son otros tipos de depósitos un poco más complejos que los anteriores. En estos casos la rentabilidad no se conoce de antemano, sino que depende de un determinado índice o de un activo subyacente, según el caso.
Si quieres elegir el depósito bancario que mejor se adapta a tus objetivos, debes tener en cuenta tres factores:
En resumen, los depósitos bancarios son unos productos de ahorro e inversión con unas características que los hacen únicos. ¿Has decidido ya si son tu mejor opción para hacer frente a la crisis?