La frugalidad está de moda. Sin embargo, y a pesar de cada vez más personas deciden adoptar este estilo de vida minimalista, el término frugal no siempre se interpreta correctamente. ¿Cómo son realmente las personas frugales?
Erróneamente, muchas personas vinculan lo frugal con lo tacaño, llegando incluso a considerarlos sinónimos, cuando en realidad tienen poco que ver.
La frugalidad es sencillez, ahorro y consumo responsable, mientras que la tacañería es mezquindad, escasez y ruindad.
Para intentar dejar aún más claro el concepto, en este artículo vamos a explicarte cuáles son las características que definen a las personas frugales:
En una sociedad tan consumista con la que nos ha tocado vivir, en la que suele asociarse tener más con ser mejor, al que decide reducir su consumo se le mira raro.
Una persona frugal no se deja embaucar por las falsas necesidades, no aspira a comprar cualquier nuevo gadget que anuncien en televisión, no busca la aprobación social y no se preocupa por tener mejor casa o mejor coche que su vecino.
Gastar, gastar, gastar… Parece que si no gastamos dinero nos falta algo importante. Qué gran error. En el momento en el que entiendes que tienes demasiadas cosas y que no necesitas poseer nada más, tus gastos disminuyen.
Las personas frugales no compran ropa si no la necesitan, no renuevan el móvil cada dos años, no se encaprichan de la primera cosa que ven… En definitiva, solo gastan su dinero para hacer compras necesarias, es decir, gastan de forma eficiente.
La regla básica para ahorrar consiste en gastar menos de lo que ingresas. Lo contrario, exige recurrir a la deuda e implica vivir por encima de tus posibilidades. Por ejemplo, comprando una moto de 3.000 euros que financias en 48 mensualidades porque no puedes pagarla al contado.
La frugalidad se traduce en ahorro porque las personas frugales siempre gastan menos dinero del que ganan. Esto les permite tener un fondo de emergencias que les aporta estabilidad económica.
No importa si la deuda es pequeña o grande, los defensores de esta filosofía de vida evitan el endeudamiento en la medida de lo posible. Prefieren ahorrar primero para gastar después. Solo si les cuadran las cuentas, la hipoteca es la única deuda que se permiten.
Si tienes que tirar comida porque se ha puesto en mal estado, se caducan productos de tu despensa o pagas una tarifa de telefonía que realmente no necesitas, estás desperdiciando recursos y tirando a la basura tu dinero. Las personas frugales evitan estos desperdicios y consumen de forma más responsable.
Hay personas que se pasan el día trabajando fuera de casa para poder mantener su estilo de vida. Viven para trabajar y no tienen tiempo para nada más. El problema de vivir así es que la vida se les acaba y se les olvida vivirla.Una persona frugal valora su tiempo. Sabe que cada día que pasa es un día perdido y, como consecuencia, trata de no desaprovecharlo. Si tiene pocas cosas, necesitará poco dinero, por lo que no tendrá que pasar tantas horas al día trabajando y tendrá más tiempo libre para disfrutar de la vida.
Como puedes comprobar, la frugalidad no tiene por qué tener una connotación negativa, sino todo lo contrario. El problema es que la sociedad de consumo nos ha hecho creer que la felicidad implica tener cuantas más cosas mejor, cuando lo cierto es que es justo al contrario.
En las últimas semanas se ha oído hablar mucho de los 'países frugales' en relación a la negociación que está teniendo el Consejo Europeo para determinar el plan de ayudas para solventar la crisis económica que ha acontecido tras la pandemia del Covid-19. Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria son esos cuatro países que se hacen llamar los “cuatro frugales” por su oposición a aumentar su aportación a los presupuestos de la UE para los próximos siete años, entre 2021-2027.
Actualmente, Holanda es el país más reticente a aprobar la propuesta de 700.000 millones de euros para préstamos, ayudas y transferencias que se propuso hace unas semanas para desarrollar todo un nuevo 'plan Marshall' para reactivar las economías más dañadas por la pandemia, sobre todo la de España e Italia.
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