Uno de los mayores retos de los últimos años es mejorar la eficiencia energética, especialmente en la construcción y rehabilitación de viviendas. Y no es para menos. La sociedad y el medio ambiente lo están reclamando, como forma de mejorar la sostenibilidad del propio planeta a través de un menor consumo de energía.
Y es que no somos conscientes de la cantidad de energía que consumimos diariamente, ni tampoco de la energía que desaprovechamos. Por eso, la eficiencia energética se ha convertido en una prioridad de los gobiernos y los ciudadanos.
Desde el punto de vista puramente técnico, la eficiencia energética es una medida de la cantidad de energía que se utiliza para completar una tarea específica. Tiene diferentes formas de cálculo, pero generalmente se puede calcular dividiendo la energía que se utiliza para realizar una tarea, por la energía que se requiere para completar la misma tarea.
Es un concepto que ha cobrado una importancia capital en los últimos años, especialmente en un contexto en el que la población está cada vez más concienciada con el cambio climático, ya que su conocimiento contribuye a reducir el consumo de energía. Cuanto más eficiente sea un dispositivo o un proceso, menos energía se requerirá para completar la misma tarea. Esto significa que se pueden ahorrar dinero y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de carbono.
Por eso, y ante los desafíos que plantea el futuro, la eficiencia energética se ha convertido en una prioridad, especialmente a la hora de hacer un uso racional de la energía para minimizar el consumo de combustibles fósiles, mejorar la competitividad de las empresas y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Existen diferentes motivos por los que cualquier persona debería apostar por la eficiencia energética, por ejemplo, a la hora de comprar un electrodoméstico o en una reforma en el hogar:
● Para contribuir al cuidado del medio ambiente. Es, posiblemente, el motivo más importante a la hora de apostar por la eficiencia energética, especialmente en un contexto de tanta concienciación social en torno al tema medioambiental.
● Para ahorrar dinero en la factura energética, que dependerá de la inversión que se haga. Pero, en general, el ahorro en la factura de la luz podría llegar hasta el 70% en función del punto de partida de la instalación eléctrica de la vivienda.
● Porque mejora las condiciones de habitabilidad del hogar, ya que no se dan excesos como estancias excesivamente caldeadas en invierno o muy frías en verano, al aprovechar mejor la energía del hogar.
● Porque reduce la dependencia del mercado exterior. Dado que la eficiencia energética aprovecha mucho mejor la energía en el hogar, no es necesaria tanta dependencia del exterior.
No obstante, existen algunas desventajas de la eficiencia energética, especialmente si se quiere conseguir a toda costa. En general, todas ellas pasan por cuestiones económicas y estéticas. La implementación de elementos como cristales amplios, bombillas, electrodomésticos eficientes o sistemas ahorradores de energía, entre otros, pueden suponer una elevada inversión inicial que no está al alcance de todos los bolsillos. Y puede no responder al gusto de la persona responsable.
No obstante, hay que tener en cuenta que, a medio y largo plazo, esta inversión supone un ahorro importante en recursos energéticos, por lo que, sin ningún tipo de dudas, es una inversión que compensa.
Uno de los lugares donde más importante es mejorar la eficiencia energética es, sin duda, dentro del hogar. Existen numerosas viviendas en las que optimizar el consumo energético continúa siendo un auténtico desafío.
Sin embargo, con unos pequeños consejos, podrás tener siempre tu estancia más optimizada desde el punto de vista energético:
1. Utiliza cortinas o persianas para permitir la entrada de la luz natural durante el día y evitar que se escapen los calores durante la noche. La incorporación de un tipo de persiana que se adapte a las características de cada espacio limitará las pérdidas de temperatura y favorecerá al ahorro de energía.
2. Asegúrate de que sus ventanas y puertas estén selladas correctamente para evitar fugas de aire. Cuando se habla de eficiencia energética, el tipo de ventana más eficaz es el vidrio con cámara o de doble acristalamiento.
3. Instala dispositivos de ahorro de energía, como termostatos programables e inteligentes. Este tipo de instrumentos permiten adecuar la temperatura de cada estancia del hogar a cada momento del día y casi sin intervención humana.
4. Utiliza lámparas de bajo consumo de energía o lámparas LED en lugar de lámparas incandescentes. Este tipo de bombillas consumen aproximadamente un 70% menos que las tradicionales bombillas incandescentes y en torno a un 20% en comparación con las bombillas de bajo consumo.
5. Durante el verano, utiliza ventiladores en lugar de aire acondicionado para enfriar tu hogar. Aunque mucha gente piensa que tan solo mueven el aire caliente, la sensación térmica del hogar se reduce sin prácticamente consumo energético.
6. Durante el invierno, mantén tu hogar caliente utilizando una temperatura baja y asegurándote de que las puertas y ventanas estén selladas correctamente. Cuando ventiles el hogar, procura no subir demasiado la calefacción.
7. Apaga las luces y los dispositivos electrónicos cuando no los estés utilizando. Parece de perogrullo, pero hasta el consumo invisible cuenta a la hora de reducir tu factura energética.
8. Utiliza aparatos electrónicos de bajo consumo de energía o aparatos que tengan una correcta eficiencia energética. Las nuevas etiquetas energéticas permiten identificar más fácilmente aquellos electrodomésticos que tengan mayor eficiencia energética. Los aparatos con etiquetas A tienen mayor eficiencia que los de la D o la E.
9. Realiza un análisis energético en tu hogar para identificar áreas en las que puede mejorar su eficiencia energética.
10. Considera la instalación de paneles solares para generar tu propia energía si es posible.