Hace unos años, ya parecen siglos, el mercado de la telefonía móvil en España se lo repartían tres operadores telefónicos: Telefónica (hoy Movistar), Airtel (hoy Vodafone) y Amena (hoy Orange). Eran años de oligopolio feliz entre estas tres empresas, caracterizados por altos precios y servicios escasos, aunque estos no eran los únicos inconvenientes que sufríamos sus usuarios.Además de unas tarifas desorbitadamente altas y de un mal servicio en general, problemas derivados de incumplimientos de ofertas comerciales, penalizaciones abultadas por bajas anticipadas de la línea, malos servicios de atención al cliente, sorprendentes altas en servicios no solicitados y un largo etcétera de incidentes, traían a los consumidores de cabeza.[¿Necesitas una ayuda este mes? Solicita tu préstamo aquí] En ese contexto, en 2006 la Comisión Europea autorizó a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) a que pudiera obligar a las operadoras a alquilar sus redes a otras compañías. A partir de aquí, comenzaron a aparecer los operadores móviles virtuales (OMVs), compañías de teléfono low cost que han terminado por convertirse en la alternativa perfecta a los gigantes tecnológicos tradicionales.El crecimiento de estas compañías hoy día es enorme y la prueba definitiva es que tanto Movistar, como Vodafone y Orange han terminado por lanzar sus propias compañías low cost (Tuenti Móvil, Lowi y Amena, respectivamente).Todo el mundo ha oído hablar de Pepephone, Más Móvil, Yoigo, Eroski Móvil, Simyo o Carrefour Móvil, por citar algunas low cost bastante conocidas. Todas estas compañías tienen un denominador común: precios bajos y buenos servicios de atención al cliente, el gancho perfecto para captar clientes descontentos de las compañías tradicionales.La principal ventaja de las compañías de teléfono low cost, además de sus tarifas reducidas, es que no conllevan compromiso de permanencia para sus usuarios, por lo que el cliente es libre de marcharse cuando lo desee. De aquí se deriva el especial énfasis que ponen en mimar a sus clientes para que permanezcan con ellas.Sin embargo, hacerse cliente de una low cost también conlleva algunos inconvenientes. Por ejemplo, la navegación con 4G no está disponible para casi ningún OMV. Además, las low cost no suelen subvencionar terminales, hay teléfonos móviles (cada vez menos) que no son compatibles con ellas y no están disponibles en tantos países como las compañías tradicionales.Con todo, si os interesa mi opinión yo lo tengo claro: mejor una compañía de teléfono low cost que una tradicional. Las ventajas derivadas de ser cliente de las mismas superan con creces sus escasos y cada vez menos inconvenientes. ¿Qué opináis vosotros?