La inflación ha sido uno de los principales protagonistas del 2022 en clave económica. Hacía más de 38 años que Europa no experimentaba niveles de aumentos de precios como los experimentados este año, que han llegado a ser de hasta dos cifras.
Esta circunstancia ha llevado al BCE a iniciar una lucha total contra esta escalada de precios, para lo cual endureció por primera vez en 10 años su política monetaria. Esto ha tenido un impacto que no se ha hecho esperar en el euríbor, que volvió a terreno positivo después de seis años.
Pero, ¿qué puede pasar con el euríbor en 2023? ¿Qué evolución puede tener el principal indicador de las hipotecas en España?
Todo depende, en buena medida, de la evolución de la inflación, pero en esencia existen dos posibles escenarios: uno optimista, en el que el euríbor vuelve a niveles cercanos al 0%, y otro pesimista, donde el euríbor continúe subiendo.
Los analistas creen que el euríbor a 12 meses, que es el principal indicador para fijar el tipo de interés de las hipotecas a tipo variable, se situará ligeramente por encima del 3% en 2023. Este nivel se sitúa no muy lejos de la media del 2,8% que arrojaron los 15 primeros días de noviembre.
Eso sí, todo dependerá del rumbo de las políticas monetarias del Banco Central Europeo. En el mes de noviembre, la inflación ya ha dado motivos para ser optimistas, habiéndose moderado medio punto en noviembre, hasta el 6,8% interanual. Todo ello responde a una suavización en los precios del gas y del petróleo, que han dado síntomas de agotamiento en su evolución creciente.
En la medida en que los niveles de inflación se vayan controlando hasta niveles cercanos al 2%, que es el principal objetivo del BCE, la política monetaria se moderará o suavizará. Pero es probable que esto no se dé hasta bien entrado 2024.
A todo ello se le suma el riesgo de entrar en recesión. Si finalmente se entra en una situación de desaceleración económica, lo más probable es que el BCE tenga que volver a activar toda su artillería monetaria para prevenir otra posible crisis económica, lo que llevaría a los tipos de interés a niveles cercanos a cero de nuevo.
El segundo escenario es mucho más pesimista. Dependerá de cómo evolucione la inflación, pero, sobre todo, de si esta elevada inflación se le acompaña un cierto enfriamiento económico.
En esta situación, conocida como estanflación, es uno de los peores, ya que el mantenimiento de tipos de interés elevados influiría sin duda en un agravamiento de una posible crisis económica.
No hay que olvidar que, como ya hemos dicho, el principal objetivo del BCE es el mantenimiento de un nivel de inflación del 2%, acorde con un nivel de crecimiento saludable. Y no es actuar sobre altos niveles de desempleo o de contracción económica.
Pero, ¿de qué estamos más cerca? ¿Del escenario optimista o del pesimista? En su reunión de septiembre, el BCE ha dibujado un cuadro tenebroso para la evolución de la eurozona en estos dos próximos años. Según estas proyecciones, el crecimiento económico quedaría estancado al 0,9%, mientras que la inflación seguiría siendo muy elevada, en torno al 5,5%.
En 2024, sí se prevé un cierto cambio en estas variables macroeconómicas. El PIB apunta a un crecimiento del 1,9%, situando el nivel de inflación en torno al 2,7%, más cercano al objetivo del 2%.
Todo ello dependerá del precio del barril de petróleo. Si este se sitúa en torno a 140 dólares en 2023, el BCE estima una caída del -0,9% ese mismo año, con un crecimiento del 1,9% en 2024 y una inflación cercana al 2%. Es decir, incluso en el escenario más pesimista, todo apunta a que la recuperación económica y la normalización en el nivel de precios llegará en un plazo ligeramente superior al año.
En cualquier caso, todo son proyecciones económicas que no siempre se corresponden con lo que suceda en la realidad. Pero todo hace indicar que 2023 será un año de transición hacia la tan deseada normalización macroeconómica.
Ante esta situación, la duda de las personas que cuentan una hipoteca es: ¿qué hacer con ella? No hay que olvidar que la evolución del euríbor se traslada rápidamente a la cuota hipotecaria. Si el euríbor sube, la cuota de la hipoteca también subirá, y si baja, lo hará de forma acorde a la bajada en el nivel del euríbor.
Dada esta relación directa entre hipotecas y euríbor, existen dos posibles opciones: quedarte como estás o bien renegociar con tu entidad (o con otra) tu hipoteca a una con el interés fijo.
En este caso, debes saber que las hipotecas a tipo fijo también se ven afectadas, aunque de manera indirecta, por el valor del euríbor. Estas hipotecas serán siempre más caras que el precio que tengan las hipotecas a tipo variable en ese momento.
La respuesta no es rápida ni sencilla. Si puedes asumir aumentos en tu cuota hipotecaria, quizá debas optar por quedarte tu hipoteca a tipo variable. En algún momento, la inflación volverá a niveles normales, y la cuota hipotecaria debería de ajustarse de acuerdo a estos niveles.
Pero si, por el contrario, no puedes aceptar aumentos en las cuotas de tu hipoteca, quizá la mejor opción es cambiar a un tipo fijo que te permita dormir tranquilo a lo largo de todo el periodo de amortización.
Eso, si la entidad con la que tienes contratada tu hipoteca te lo permite o hay otra entidad que te lo ofrece, ya que no existe tanta oferta de este tipo de hipotecas en la actualidad. Por eso, conviene que, antes de tomar una decisión, revises tu situación actual y revises las opciones para ver qué es lo mejor para tu situación actual.