La macroeconomía estudia el comportamiento de toda la economía en general y permite comprender por qué unos países prosperan y crecen mientras que otros no consiguen alcanzar niveles de calidad de vida aceptables para sus habitantes. ¿Por qué ocurre esto? PIB o IPC pueden ser conceptos que te suenen a chino, pero son realmente importantes.John Maynard Keynes, en su libro “Teoría general de ocupación, el interés y el dinero” (1936) planteaba tres cuestiones: ¿Por qué disminuyen a veces la producción y el empleo y cómo puede reducirse el desempleo? ¿Cuáles son las causas de la inflación y cómo puede mantenerse bajo control? ¿Cómo puede aumentar un país su tasa de crecimiento?Para responder a estas preguntas y ofrecer a sus ciudadanos unos niveles de vida óptimos los gobiernos de los distintos países aplican políticas económicas que giran principalmente en torno a la producción, a los precios y al empleo. Estos no son los únicos aspectos económicos que deben vigilar los estados, pero sí los más importantes.
La cuestión es, ¿cómo se vigilan estas variables? Tres son los termómetros o indicadores utilizados para medir la salud de un país: el Producto Interior Bruto (PIB), el Índice de Precios al Consumo (IPC) y las tasas de actividad, paro y ocupación.
Los grandes objetivos de todos los gobiernos son lograr altas tasas de crecimiento del PIB, contener el IPC en valores cercanos al 2% (según deseos del Banco Central Europeo) y lograr el pleno empleo, para lo cual se trata de reducir la tasa de paro al valor mínimo posible.
El hecho de que exista crecimiento económico en un país significa que en este está aumentando la producción de bienes y servicios y, por tanto, los beneficios de las empresas. Esto se traduce en empleo, por lo que las familias tendrán más dinero para consumir, lo que les permitirá mejorar su calidad de vida y su bienestar.Por otra parte, si la inflación está controlada, las familias lo tendrán más fácil para llegar a final de mes. Nuestros jubilados también se verán beneficiados porque sus pensiones no perderán poder adquisitivo. Las empresas, mientras tanto, no tendrán que preocuparse por las oscilaciones en los precios de los factores productivos, especialmente las materias primas.Por último, si se logran tasas altas de actividad y se reduce la tasa de paro, crecerán los ingresos de las familias. Al aumentar el consumo de estas, las empresas también aumentarán sus ventas y obtendrán mayores beneficios, lo que contribuirá a más empleo. Por otra parte, al haber menos parados los gobiernos tendrán que destinar menos dinero a las prestaciones por desempleo y podrán asignar ese dinero a otros asuntos, como educación o sanidad.En definitiva, cuando las noticias comenten que el PIB está creciendo, que la inflación está controlada y que la tasa de paro se está reduciendo, y todo esto está ocurriendo en la actualidad en España, buenas noticias para todos: consumidores, empresas y gobierno.