Todos desearíamos ser autosuficientes y poder ir tirando siempre con nuestro propio dinero. Sin embargo, hay circunstancias a las que, muy probablemente, no podremos hacer frente por nosotros mismos: comprar una casa, montar un negocio que requiere una inversión muy grande… Y en estos casos es cuando nos plantemos si debemos pedir un préstamo.En definitiva, es posible que todos, tarde o temprano, necesitemos pedir un crédito al banco para cubrir un gasto importante. ¿Te ha pasado? ¿Necesitas pedir un crédito y no sabes por dónde empezar? ¡Este es tu artículo!
Como es comprensible, los bancos no dan préstamos a todo el que lo solicita. Antes de concederlo, deben asegurarse de que el cliente tiene cierta solvencia económica, de manera que sepan que van a recuperar el dinero prestado (y los intereses, claro).Según cómo sean tus ingresos (elevados, puntuales, estables, etc.), optarás a más cantidad o menos. Sin embargo, esto no es tan fácil como parece, ya que también influye el hecho de tener aval, propiedades o deudas para que se conceda o se rechace una solicitud. Por eso, te recomendamos que compruebes si cumples el perfil antes de hacerte a la idea de recibir el préstamo.
A la hora de elegir en cuánto tiempo vas a devolver el préstamo, puedes elegir varios plazos. Pero ojo, debes tener en cuenta que cuanto más tardes en devolverlo, más caro te saldrá, ya que tendrás que pagar más intereses.Para pagar menos en intereses, te recomendamos que, si tienes un proyecto, ahorres durante un tiempo antes de decidirte a invertir en él. Así, tendrás que pedir menos dinero y podrás devolverlo en menos tiempo. Aunque tengas que hacer un esfuerzo para pagar más cada mes, a largo plazo te ahorrarás una cantidad importante.
Tras pagar varias mensualidades del préstamo, es posible que llegue una mala racha o que tu proyecto no dé los frutos que esperabas. En ese caso, tal vez quieras aplazar el pago unos meses, hasta que tu situación económica mejore. Para ello, el préstamo debe incluir un periodo de carencia.En cualquier caso, es importante que tengas en cuenta que durante la carencia, aunque no pagues las cuotas, los intereses se van acumulando. Por eso, a largo plazo, estarás pagando más, algo que, en ocasiones, no sale del todo rentable. De todos modos, te recomendamos que incluyas esta opción en tu préstamo o, al menos, que lo consultes con tu banco. Mejor prevenir que curar, ¿no te parece?
También puede ocurrir lo contrario. Puede que tu situación económica sea muy buena y quieras aprovechar para adelantar algunas cuotas (o incluso el total del importe).Si eliges una de estas opciones, tendrás que pagar la comisión de amortización o cancelación anticipada, que suele ser de entre un 1 % y un 3 % del importe restante. Sí, te quitarás un peso de encima, pero puedes perder una suma importante de dinero; así que te recomendamos que valores ambas opciones.
Tramitar un préstamo puede incluir ciertas comisiones, como la de estudio, que corresponde al análisis del perfil y la solicitud del cliente; o la de apertura, que comprende los gastos y gestiones que el banco lleva a cabo para conceder el préstamo. El importe de estas comisiones suele ser un pequeño porcentaje del total del préstamo, lo que puede suponer un gasto inicial importante.Por suerte, el banco da la posibilidad de financiar las comisiones, es decir, de incluirlas en las cuotas mensuales. Pero ¡ojo! En ese caso, también tendrás que pagar los intereses de esas comisiones y, al final, estarás pagando más. Para evitarlo, te recomendamos que estudies bien tu situación antes de financiarlas; y si puedes pagarlas antes, mejor que mejor.
Normalmente, al pedir un préstamo grande o una hipoteca conviene contratar un seguro para garantizar que la aseguradora se haga cargo del préstamo en caso de fallecimiento. Para ello, se puede pagar una prima única, mensual, anual o financiada.El precio de la prima mensual o anual puede ir aumentando con el tiempo, y el precio de la financiación incluye unos intereses que incrementan el importe total. Por ello, si tu situación económica lo permite, la mejor opción será pagarlo de golpe.
Como ves, la cuota mensual que hay que pagar no es solo una parte del dinero prestado. A esa cantidad hay que sumar los intereses, las comisiones, la prima del seguro, etc. Entonces ¿cómo se puede saber si un préstamo sale bien de precio?Prestando atención a la tasa anual equivalente (TAE), que comprende todos estos gastos. Se estima que la TAE de los préstamos personales más baratos no supera el 8,50 %, aproximadamente. Toma este dato como referencia a la hora de comparar préstamos para saber cuál es el más barato.
Hay algo que no está incluido en la TAE: el gasto de notaría. Algunos préstamos tienen que estar firmados ante notario, como, por ejemplo, los préstamos a empresas, los préstamos personales de un importe muy elevado o las hipotecas.Pero ¡cuidado!, hay otros que no tendrán que pasar por notaría, como los préstamos personales de importes bajos o algunos préstamos preconcedidos, entre otros. Así que ya sabes, si es posible, procura encontrar un préstamo que no conlleve este gasto ¡y eso que te ahorras!
Como es lógico tu banco te conocerá mejor y sabrá si cumples el perfil para el préstamo, por lo que incluso es posible que, si negocias bien, consigas reducir los intereses o las comisiones iniciales. Por ello, te aconsejamos que acudas a ellos en primer lugar; eso sí, no te comprometas sin mirar otras opciones, puede que encuentres ofertas mejores. ¡No cierres puertas antes de tiempo!Sí, es cierto que solicitar y tramitar un préstamo es complicado… pero con estas preguntas clave, lo será un poco menos. ¡Sigue estos pasos y encontrarás tu préstamo ideal al mejor precio!