¿Sabes cuáles son las principales diferencias entre préstamo y crédito? El préstamo y el crédito (o línea de crédito) son las dos formas de financiación más extendidas y utilizadas. Aunque la mayoría de la gente los confunde y se piensa que son lo mismo, en realidad se trata de productos financieros diferentes con características distintas.En este artículo te explicaremos en qué consiste cada uno de ellos y en qué se diferencian.
El préstamo es, tras la cuenta corriente, el producto bancario más demandado. Todo el mundo, en algún momento de su vida, termina contratando un préstamo para financiar un bien de consumo, como una casa o un electrodoméstico, pagar facturas o, aunque no es nada recomendable, hacer un viaje.Un préstamo consiste en que una entidad financiera (prestamista) pone a nuestra disposición (prestatario) una determinada cantidad de dinero que tendremos que devolver en el futuro con unas condiciones pactadas de antemano, en unos plazos concretos y de acuerdo al tipo de interés acordado.Una vez concedido el préstamo, la entidad lo transfiere de forma íntegra a nuestra cuenta corriente. A partir de ese momento, podemos hacer uso de él. Como contrapartida, tendremos que devolver poco a poco el dinero recibido en forma de cuotas regulares (mensuales, trimestrales, semestrales…) a lo largo del plazo acordado.Por tanto, la operación tiene una duración determinada que se acuerda previamente (en el caso de los préstamos personales suele ser como máximo de 8 años y en el caso de los préstamos hipotecarios puede llegar hasta 40) y los intereses se cobran sobre la totalidad del capital prestado.A modo de resumen, un préstamo cumple las siguientes características:
El crédito es un producto financiero muy parecido al préstamo y también muy extendido como alternativa de financiación, aunque tal vez más en los entornos profesionales (autónomos y pymes) que entre los hogares y familias. También se puede utilizar para financiar compras y, sobre todo, para lograr liquidez. A diferencia del préstamo, es mucho más flexible.En la práctica, el funcionamiento de las líneas de crédito se podría asemejar al de las tarjetas de crédito: la entidad financiera pone a disposición del prestatario un importe de dinero concreto durante un periodo de tiempo determinado, y este puede hacer uso de él según vaya necesitándolo.Por tanto, no hay necesidad de utilizar todo el dinero a la vez, sino que puede hacerse poco a poco y solo hay que pagar intereses por la cantidad de dinero que realmente se usa. Por la cantidad de dinero que no se llega a usar suele pagarse un interés más pequeño o una comisión.Por ejemplo, un autónomo con problemas de liquidez para pagar facturas puede solicitar al banco una línea de crédito de 3.000 euros durante 12 meses. Durante ese tiempo podrá usar ese saldo según sus necesidades: 1.500 euros el primer mes, 200 euros el segundo mes, 700 euros el tercero… y solo pagará intereses por el dinero que utilice.En resumen, una línea de crédito tiene estas características:
Como acabas de comprobar, un préstamo y un crédito son dos alternativas de financiación con bastantes diferencias entre ellas. Repasemos las principales:
En definitiva, estamos ante productos que aunque en un primer momento parece que son lo mismo, en realidad tienen unas características propias bastante diferenciadas. La elección entre uno u otro dependerá de la finalidad que persiga la persona que lo solicita.En el caso de un particular, el préstamo suele ser mejor opción que el crédito, ya que el tipo de interés es menor y el plazo de devolución es más amplio. Por el contrario, para autónomos y pymes quizás sea mejor alternativa la línea de crédito, aunque solo en determinados casos en los que necesite financiación puntual.Y a ti, ¿cuál te convence más?