El Impuesto de Sociedades es uno de los más desconocidos y menos comprendidos por parte de la inmensa mayoría de la población. Y es algo bastante lógico, la verdad, puesto que muy poca gente tiene una empresa, así que muy poca gente tiene que pagarlo. Sin embargo, es un impuesto muy importante para el país. Tanto es así que hoy te explicaremos cómo funciona el Impuesto de Sociedades.
Sin embargo, no vamos a limitarnos a explicar cómo funciona en sí (qué porcentaje se paga, qué desgravaciones hay, etc), que también. Vamos a ver cómo funciona y cuál es su importancia para el país. Porque, como decimos, es un impuesto fundamental. Y es importante que todo el mundo (tenga o no una empresa) tenga claro qué implica a nivel económico y cómo eso puede afectar al país en su conjunto.
El impuesto de sociedades es un impuesto que se aplica en toda España (excepto País Vasco y Navarra, Canarias y Ceuta y Melilla) que se aplica a los beneficios empresariales y que tiene como tipo base un 25%.
Este impuesto lo pagan las empresas y los autónomos societarios (aunque lo de los autónomos societarios tiene sus detallitos que hay que tener en consideración, porque las Sociedades Limitadas Unipersonales pueden ser ilegales).
A pesar de que la base impositiva es 25%, hay diferentes particularidades que hay que mencionar:
-Las entidades de crédito y las empresas dedicadas a la explotación de yacimientos de hidrocarburos tienen una base impositiva del 30%, mientras que las cooperativas tienen un 20%.
-Las entidades sin fines lucrativos pagan un 10%, los fondos de inversión y similares pagan un 1% y las SOCIMI y fondos de pensiones no pagan impuesto de sociedades.
Asimismo, hay deducciones que las empresas pueden aplicarse. Así, por ejemplo, existen bonificaciones técnicas (como los beneficios por domiciliarte en ciertas regiones), las exenciones por doble imposición (para no tributar dos veces por los mismos beneficios), las deducciones para incentivar ciertos tipos de actividad (generalmente, Investigación y Desarrollo), etc.
Cabe señalar que, en realidad, aunque existen deducciones, estas deducciones no cambian demasiado el tipo nominal (ese 25% básico) del tipo efectivo real (el que, efectivamente, se recauda después de todas las consideraciones). El tipo efectivo real oscila entre el 17,4% y el 21,9%, así que la diferencia no es especialmente abultada.
La importancia para el país del Impuesto de Sociedades es enorme, pero, probablemente, no por lo que crees. Muchas personas creen que el impuesto de sociedades es importante porque, al cobrarlo, el Estado tiene más dinero para hacer cosas. Siendo así, es importante que el impuesto sea lo suficientemente alto. Pero, en realidad, todo funciona de otra manera menos evidente.
La importancia del impuesto de sociedades en un país no debería medirse en función de cuánto contribuye a las arcas públicas, sino de cuánto permite la reinversión y el crecimiento de las empresas y, en consecuencia, el crecimiento económico de todo el país. Porque el objetivo no debería ser nunca ingresar dinero a las arcas públicas porque sí. Y, en este sentido, un impuesto de sociedades alto no sólo no es beneficioso, sino que es perjudicial.
Para entender por qué es malo un impuesto de sociedades alto hay que entender cómo funciona el crecimiento de una empresa. Cualquier empresa tiene una serie de gastos de funcionamiento y una serie de ingresos.
Cuando los ingresos son mayores que los gastos, tiene beneficios. Y, cuando mayores son los beneficios, mayor cantidad de dinero disponible tienen para hacer diferentes cosas.
La mayoría de la gente cree que ese dinero disponible se lo lleva el empresario para su casa. Y, aunque es cierto que eso se hace con una parte del beneficio, la verdad es que eso representa un porcentaje muy pequeño del total del beneficio.
Lo normal es que la mayor parte del beneficio se destine a reinvertir en la empresa para expandirla a otros mercados y para mejorar su productividad, lo que rendirá mayores beneficios en el futuro.
Esto permite que haya una mayor cantidad de trabajadores empleados en la empresa y, además, muy habitualmente, implica subidas salariales y mejoras en las condiciones laborales para los trabajadores (esto es algo fácilmente comprobable si vemos cuánto pagan las grandes empresas y cuánto pagan las PYMES).
Por tanto, a mayores beneficios empresariales en el país, mayor cantidad y calidad de los empleos que hay en el país.
Pues bien, el impuesto de sociedades (como cualquier otro impuesto) es un impuesto que implica un gasto para la empresa. De hecho, al cobrarse sobre los beneficios, implica, automáticamente, una reducción del 20% de los beneficios de la empresa (de media, aproximadamente).
Es decir, es un 20% de dinero que no se usa para generar más empleo o mejorar la calidad del ya existente. Esta es la razón de que convenga reducir el impuesto de sociedades.
Si prestas atención a los debates políticos, es muy probable que hayas escuchado, en alguna ocasión, que las grandes empresas pagan mucho menos de lo que hemos mencionado anteriormente. Que sólo pagan un 5%. Es falso. Este dato sale de calcular los impuestos pagados en España frente a los beneficios obtenidos en todo el mundo.
La realidad es que, para hacer un cálculo así, hay que comparar los impuestos pagados en España con los beneficios obtenidos en España. Al hacerlo, vemos que pagan en torno al 20%.
En resumen, el Impuesto de Sociedades es un impuesto que drena recursos directamente a las empresas, que podrían reinvertir ese dinero en crecer y ofrecer mejores servicios a los clientes y mejores condiciones a los trabajadores.
Es por ello que cada vez más países apuestan por tipos impositivos muy bajos en el Impuesto de Sociedades (algunos, incluso, han eliminado este impuesto en determinadas circunstancias).
