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En los últimos tiempos estamos recibiendo multitud de noticias que nos hacen estar alertas. La inflación se está disparando, hay problemas de suministro de diferentes productos, el riesgo de un gran apagón, un posible repunte de la pandemia… En definitiva, todo son malas noticias.
Ahora bien, ¿qué hay de cierto en ellas? ¿Estamos en un escenario peligroso, económicamente hablando? ¿Cómo puede evolucionar la economía española en 2022?
De eso vamos a hablar hoy. Vamos a tratar de analizar la situación en la que nos encontramos y cómo podría estar en los próximos meses y años. Y, por supuesto, veremos cómo debemos actuar para que podamos sobrevivir y salir airosos de esos futuros escenarios.
Y, quién sabe, con un poco de suerte, incluso podamos ganar dinero. Ya sabes lo que dicen: en río revuelto, ganancia de pescadores. ¡Vamos a ver!
La situación actual de la economía española no podría definirse como buena, precisamente. Hay diferentes factores que la afectan negativamente tanto a nivel estructural como coyuntural y tanto a corto plazo como a mediano y largo plazo. Por lo tanto, es conveniente que entendamos bien el punto en el que estamos y tratemos de protegernos y aprovecharnos.
Para empezar, en los asuntos estructurales, seguimos con los mismos problemas que años atrás (y que ningún político se atreve a arreglar, puesto que le costaría votos): un mercado laboral disfuncional que genera unas tasas de paro del 15% y de hasta el 40% entre los jóvenes, un sistema de pensiones técnicamente quebrado al que sólo se le intentan poner parches y una deuda pública que supera, con mucho, el PIB del país.
La situación coyuntural no es mucho mejor que la estructural: nos encontramos con una de las mayores crisis energéticas que hemos vivido, amenazados, incluso, por apagones generalizados.
También nos enfrentamos a la variante ómicron del coronavirus, que ha hecho tambalearse, de nuevo, los mercados financieros. A esto, sumamos la inflación. Por último, tenemos desabastecimiento de diferentes productos fundamentales, particularmente, microchips.
En el corto plazo, estos problemas coyunturales, sumados a los estructurales, nos causarán graves problemas a nivel económico. El precio de la luz se disparará (ya lo está haciendo) hasta niveles nunca vistos. Los productos básicos del consumo subirán considerablemente de precio. Y, para colmo de males, veremos cómo el dinero que guardamos cada día vale menos.
A mediano y largo plazo, todo ello, sumado a la situación estructural de España, abocará a nuestra economía a una situación muy difícil.
Habrá un beneficio, no obstante, y es que la inflación permitirá al Estado reducir considerablemente su deuda y, con ello, aliviar un poco la presión en el sistema público de pensiones.
Sin embargo, esto último sólo será positivo si el Estado se mantiene con su tamaño actual. Si gasta más, nos encontraremos en la misma situación.
¿Cómo podemos protegernos en una situación como esta? Pues, primeramente, invirtiendo en activos reales. Inmuebles, acciones de empresas, criptomonedas…
Cualquier activo real nos permitirá protegernos de la inflación, que es el principal problema que vemos en el horizonte. Si salvamos nuestro patrimonio, ya tendremos mucho ganado.
Además de esto, será buena idea tratar de reducir nuestro consumo energético a lo mínimo imprescindible. Y esto, en invierno, no es poca cosa. Con ello, lograremos que la factura de la luz sea menos dolorosa. Y también la de la calefacción. Como decimos, estamos en una crisis energética como nunca antes habíamos visto, aunque no lo notemos de forma continuada.
Y, por supuesto, deberías ahorrar y reducir tu consumo lo máximo posible. Lo ideal es que tengas un buen colchón financiero para hacer frente a las situaciones futuras, que, muy probablemente, no sean buenas. Eso sí, no lo tengas en dinero contante y sonante, pues se va a depreciar. Tenlo, como mínimo, en oro.
Para terminar, podemos plantearnos… ¿Y si no sólo quiero protegerme, sino que también quiero beneficiarme de esta situación? Puede parecer inmoral tratar de sacar provecho de una situación como esta, pero lo cierto es que la situación no la hemos causado nosotros, así que… ¿Por qué iba a ser más inmoral aprovechar esta situación que cualquier otra?
Pues bien, lo primero que podemos hacer para aprovechar esta situación es pedir un crédito o un préstamo. ¿Sorprendido? Sí, solemos decir que no es buena idea pedir créditos o préstamos. Pero estamos en un escenario inflacionario, lo que significa que el préstamo se pagará por sí mismo si encontramos un tipo de interés atractivo.
Por ejemplo, si tenemos una tasa de inflación del 5% y obtenemos un crédito del 3%, nos están regalando un 2% de dinero.
Por supuesto, no nos va a ser fácil encontrar esos tipos de interés. Pero si obtenemos un crédito al 7%, la inflación es de un 5% y obtenemos una rentabilidad del 10% invirtiendo en Bolsa (cosa sencilla en una coyuntura inflacionaria), estaremos obteniendo un 3% de beneficio neto (10% de rentabilidad, menos el 5% de la inflación y menos el 2% de diferencial entre la inflación y el interés que nos cobra el banco).
Además de pedir un préstamo o un crédito, por supuesto, podemos intentar aprovechar la coyuntura para hacer pequeños negocios.
Por ejemplo, como decíamos, hay escasez de microchips y de tarjetas gráficas. En consecuencia, hay una escasez de buenos ordenadores y videoconsolas. Si nosotros tenemos la posibilidad de adquirirlos (por cualquier motivo), podremos revenderlos a precios suculentos.
¡Hay muchas oportunidades en coyunturas como la actual!
Como has podido comprobar, la economía española no tiene buena pinta. Pero tampoco es que eso sea algo nuevo, ¿no? ¿Cuándo fue la última vez que la economía española tuvo buena pinta?
Sea como sea, es importante que nos protejamos y tratemos de enfrentar estas nuevas turbulencias económicas de la mejor forma posible. Ya lo sabes: el primer objetivo, sobrevivir. El segundo objetivo, salir ganando con esta situación. ¡Ambas cosas son posibles!
