¿Sabes cuáles son las diferencias entre leasing y renting? El leasing y el renting son dos operaciones financieras bastante habituales. En este artículo te explicaremos en qué consiste cada una de ellas y cuáles son sus principales diferencias.
Un leasing es un contrato de arrendamiento financiero, es decir, un contrato que te permite disponer de un bien mueble o inmueble que pertenezca a una empresa o particular y, al finalizar el mismo, optar a comprar el bien por su valor residual. Por lo general, siempre asociamos el leasing a los coches, sin embargo, las empresas pueden aprovechar este tipo de contratos financieros para alquilar desde el material informático hasta la maquinaria que necesitan para llevar a cabo su proceso productivo.Podemos encontrar dos tipos de leasing, dependiendo del objeto sobre el que se centre el contrato de arrendamiento:
Dependiendo el cómo se estipule el contrato de leasing, podemos encontrar tres modalidades:
El renting es, básicamente, un contrato de alquiler sobre un bien mueble, exclusivamente. Por tanto, no puede realizarse un renting sobre un inmueble (oficina, nave).Un contrato de renting suele ser de largo plazo, esto es, de una duración superior a un año, como mínimo. El arrendador del bien mueble que se pone a disposición del contrato de renting únicamente puede ser una empresa. Sin embargo, el arrendatario sí puede ser una persona física o jurídica, ya que puede alquilar el bien tanto para darle un uso profesional como particular. Los contratos de renting incluyen, además, otra serie de servicios, de los que se hace cargo la empresa propietaria del bien y que no pueden recaer sobre el arrendatario, como, por ejemplo, el mantenimiento o la reparación del bien mueble, e incluso, en el caso de los automóviles o vehículos, el pago del seguro.
Las principales diferencias entre el leasing y el renting pueden considerarse también ventajas o inconvenientes dentro de cada modalidad, dependiendo sobre todo de quién es el arrendatario y qué fin último tiene el alquiler del bien.
Por norma general, mientras que el renting se ofrece tanto a personas particulares como a empresas, el leasing únicamente va destinado a empresas, puesto que la finalidad de este tipo de contrato es ofrecer el bien a un proceso productivo.Por tanto, un particular sólo podría optar a un contrato de renting, ya que las ventajas fiscales que obtienen las empresas por tener contratos de leasing no les afecta a las personas físicas.
El contrato de leasing no lleva aparejado el coste del mantenimiento del bien, que debe ser asumido por el arrendatario, a no ser que se negocie con el arrendador o se subcontrate a otra empresa para cubrir estos costes.Mientras tanto, el renting tiene la ventaja de que todos los costes derivados del uso del bien y los necesarios para su correcto funcionamiento deben ser asumidos por el arrendador.
El leasing guarda distintas ventajas fiscales para la empresa que lo incorpora a su contabilidad, pues pueden deducirse fiscalmente todas las cuotas satisfechas, incluyendo las amortizaciones y los intereses pagados si los hubiera.Mientras tanto, en el renting estos últimos conceptos no son deducibles. Únicamente lo son las cuotas satisfechas por el arrendamiento.
Al terminar el contrato de arrendamiento en la modalidad de leasing es obligatorio tener el derecho de ejercitar la opción a compra por parte del arrendatario por el valor residual sobre el que se estime el bien.En el renting puede ser habitual que se nos haga una oferta de compra al finalizar el contrato de arrendamiento, aunque no es obligatorio.
En el leasing la duración viene preestablecida, siendo mínimo el alquiler por dos años del bien. Durante este tiempo no puede anularse el contrato por ninguna causa.Mientras tanto, el renting suele variar entre una duración de uno a cinco años y puede ser cancelado antes de tiempo, siempre teniendo en cuenta las especificaciones concretas del contrato, donde se establece también la penalización estipulada por cancelar antes de tiempo.
En definitiva, la opción de alquilar un bien mueble o inmueble por leasing o renting tiene varias aristas que es importante contemplar.
Si eres un particular, seguramente solo puedas optar a un renting para, por ejemplo, un vehículo, lo que supone cuotas más caras que las que se puedan conseguir a través de un leasing, ya que debes incluir los costes de mantenimiento y seguros.
Mientras tanto, si eres una empresa y puedes optar a los dos tipos de arrendamientos, para determinados bienes te será más ventajoso acceder al producto a través de un renting y para otros a través de un leasing .Por ejemplo, una empresa que esté pensando en alquilar los equipos informáticos para no tener que realizar un desembolso inicial para empezar su actividad podría optar por un leasing de estos equipos. Sin embargo, al ser productos cuya obsolescencia es bastante rápida, sería más conveniente optar por un renting de estos y poder cambiarlos con mayor asiduidad.
No hay una fórmula mágica para conocer si, como empresa, te interesa más un plan de leasing o un plan de renting. Dependerá siempre del tipo de producto, mueble o inmueble, y del uso que se le vaya a dar a este dentro de la cadena de valor de la empresa. Unas veces un plan va a ser más barato y otras veces otro.