El NIF es el Número de Identificación Fiscal, y es un número que, probablemente, te hayan pedido en más de una ocasión. Salvo que tengas una empresa, generalmente, tu NIF coincide con tu DNI, pero no siempre es así. Para resolver todas las dudas al respecto, en el artículo de hoy, te contamos qué es y para qué sirve el NIF.
Y es que, aunque parezca algo trivial o sin importancia, lo cierto es que el NIF se exige para una gran cantidad de procedimientos. Así que conviene conocer qué es, su utilidad y el porqué de su existencia. Vamos, pues, a responder a todas esas preguntas a lo largo del artículo. ¡Tranquilo! ¡Es un tema muy sencillo!
El NIF es el Número de Identificación Fiscal. Es decir, es la forma que tiene España de identificar tributariamente a las personas físicas que tienen DNI o NIE (según si son nacionales o extranjeras) y a las personas jurídicas. Anteriormente se utilizaba el CIF, pero, desde 2008, se dejó de usar y se utiliza exclusivamente el NIF (quizá aún veas que se utiliza NIF y CIF indistintamente. Es por esta razón).
El NIF puede tener un formato diferente dependiendo de si se trata de una persona física o de una persona jurídica. Así, el NIF de las personas físicas españolas con DNI consiste en ocho números con un código de control, que es una letra. Para el resto de personas físicas, se utiliza una letra, siete números y un código de control.
¿Quiénes son las personas físicas que no tienen DNI? Pues los nacionales menores de 14 años que no tienen DNI; los nacionales mayores de 14 años que no tienen DNI, que viven en el extranjero pero vienen a pasar a España una temporada inferior a seis meses; los extranjeros sin NIE; y los extranjeros con NIE (en sus múltiples variantes).
En cuanto al NIF de las personas jurídicas, se trata de un formato que consiste en una letra (que depende de la naturaleza jurídica de la entidad), siete números y un código de control. Dependiendo de la naturaleza jurídica de la entidad, este código de control puede ser una letra o un número.
Como su propio nombre indica, sirve para identificarnos fiscalmente. Es por ello que, cuando eres autónomo o una empresa, debes incluir tu NIF en todas las facturas, para que éstas sean rastreables y se pueda calcular cuántos impuestos tienes que pagar. Este es el caso más claro, pero también hay que hacer figurar el NIF en otros casos. Estos son algunos de ellos:
· Documentos que tengan como objetivo la constitución, adquisición o transmisión de derechos reales sobre bienes inmuebles.
· Operaciones con entidades de crédito.
· Operaciones de seguros o financieras.
· Aportaciones a planes de pensiones o percepciones de los mismos.
Como ves, todo tiene que ver con estar bien localizado y que los movimientos que hagas en términos de dinero o patrimonio queden bien claros para que se te puedan cobrar los impuestos de forma apropiada.
Es por ello que, cuando vayas a pedir un crédito, o quieras hacer ciertas compras vinculadas a una actividad económica, o quieras adquirir participaciones de un fondo de inversión, o tener una cuenta bancaria, o prácticamente cualquier cosa que esté relacionada con el dinero, se te pedirá que utilices el NIF.
Un NIF puede dejar de utilizarse por múltiples motivos, y no serán los mismos en el caso de las personas físicas que en el caso de las personas jurídicas. Así, por ejemplo, las personas físicas perderán su NIF al morir (evidentemente). En cambio, las personas jurídicas pueden perder su NIF por muchas más razones.
Por ejemplo, cuando una entidad hubiera comunicado a la Administración el desarrollo de actividades económicas inexistentes, o cuando, tras tres meses de haber solicitado el NIF, la entidad no hubiese empezado a desarrollar su actividad económica. Estos son sólo dos ejemplos en los que se puede retirar el NIF a una persona jurídica.
Lo habitual es que sí. Al fin y al cabo, es una forma muy cómoda para el Estado de tener controlados a sus ciudadanos en lo que a temas económicos y tributarios se refiere. Es por ello que prácticamente todos los países tienen (o intentan tener, otra cosa que no lo logren porque el Estado sea débil) un sistema como el NIF.
Sin embargo, hay algunos países que no lo tienen (o no lo tienen para absolutamente todas las personas). El caso más destacado es el de Inglaterra, por ejemplo, que tampoco tiene DNI. Para los ingleses, el hecho de que el Estado les tenga controlados e identificados es un asalto a sus libertades, y por ello no desean tener un documento de identificación de este tipo.
Evidentemente, cuando se empieza una actividad económica o en supuestos semejantes, se hace obligatorio tener uno. Pero, a priori, a diferencia de los demás países, no se tiene un NIF, porque tampoco se tiene un DNI ni ningún otro documento de identificación desde el momento del nacimiento. No obstante, esta actitud libertaria está perdiendo fuerza, y cada vez están más próximos al establecimiento de documentos de identificación.
Como puedes ver, el NIF no es más que el Número de Identificación Fiscal, es decir, el número que sirve para identificarte y tenerte monitorizado con el objetivo de que pagues adecuadamente tus impuestos (ya seas una persona física o una persona jurídica, esto es, una empresa u otra organización semejante).
