El concurso de acreedores es un procedimiento judicial en el que puede verse envuelta cualquier empresa con problemas económicos. Su objetivo es resolver los problemas de falta de liquidez para hacer frente a sus pagos inmediatos: facturas a proveedores, deudas a bancos, salarios de los trabajadores…A través de este procedimiento, anteriormente conocido como suspensión de pagos, se pretende atender los pagos de forma ordenada y lograr soluciones que permitan la viabilidad de la empresa y eviten su quiebra. Todo bajo la supervisión de un legislador o agente concursal.Se trata, por tanto, de un proceso que trata de ayudar a las empresas en situación de insolvencia a articular un sistema que les permita hacer frente a sus deudas actuales. Para lograrlo, se pueden llegar a negociar quitas, a paralizar ejecuciones o incluso a aplazar el pago de la deuda.[¿Necesitas una ayuda este mes? Solicita tu préstamo aquí]
Un concurso de acreedores puede ser solicitado por empresas (pequeñas o grandes), por autónomos y, tras la última reforma, también por personas físicas. La ley obliga a todas las empresas en situación de insolvencia que haga prever su quiebra a pasar por este proceso de saneamiento financiero.Existen dos tipos de solicitud de un concurso de acreedores:
Una vez que el concurso de acreedores es solicitado en un juzgado mercantil, el juez decidirá si prospera o no. En caso afirmativo, nombrará a un administrador, que será el encargado de negociar las deudas con los acreedores con el objetivo de sanear cuentas y poder pagar.
El administrador puede ampliar los periodos de pago de la deuda (por ejemplo, ampliando el plazo de pago de 5 años a 10 para con el objetivo de reducir la cuota mensual), negociar una reducción de la misma (si se le debe a un banco 70.000€, puede tratar de rebajar este importe un 30%) o incluso paralizar su pago durante un tiempo determinado.Tras este proceso de negociación de deudas se firma un convenio del concurso de acreedores, que no es más que un documento en el que se recogen los nuevos plazos y las nuevas cantidades a pagar. Tras esto, en teoría, la empresa deber poder continuar con su actividad con normalidad, pagando poco a poco sus deudas y generando los ingresos suficientes para sanear su situación a largo plazo.Con un concurso de acreedores pueden pasar dos cosas. En el mejor de los casos, la empresa consigue salir adelante y evita la bancarrota. En el peor, cuando la situación de insolvencia es tan grave que no tiene solución, el administrador concursal puede decidir poner fin a la actividad empresarial y liquidar el negocio.Si necesitas una ayudita extra, en Vivus podemos ofrecerte un préstamo rápido de hasta 1.000 euros (300 si es la primera vez que lo solicitas) para poder hacer frente a cualquier imprevisto que te pueda surgir. Es muy sencillo y solo te tomará diez minutos. ¡Apenas hay papeleo!