Los préstamos han sido, tradicionalmente, el producto más utilizado para financiar ciertos desembolsos. Dependiendo de las necesidades e intereses que tenga cada solicitante, existen préstamos para uno u otro fin, con condiciones y características distintas. A continuación, os explicamos los tipos de préstamos más habituales que existen.
La primera categorización de los préstamos depende de a qué se destine su capital. Se pueden diferenciar entre los siguientes:
Los préstamos personales son aquellos que sirven para financiar cualquier bien o servicio para el que no se tienen los recursos suficientes. Entre otros destinos, los préstamos personales sirven para financiar la compra de un coche, de un máster, un viaje o realizar una reforma.
Normalmente, su plazo de amortización suele oscilar entre unos pocos meses y unos pocos años. El tipo de interés suele ser fijo en estos préstamos, y suele estar condicionado por la política monetaria de los bancos centrales. El importe que se suele conceder en estos casos suele ser medio, y no suele superar los 60.000 €.
Este tipo de préstamos se utilizan para financiar inversiones empresariales, como la compra de ordenadores, material de oficina, una flota de vehículos comerciales o la apertura de una nueva planta productiva.
Tradicionalmente, ha sido la forma de financiación más habitual que utilizan las empresas, a pesar de que la innovación financiera y las nuevas tecnologías han abierto nuevas vías alternativas más allá de la financiación bancaria.
Este tipo de préstamos se conceden a largo plazo, dependiendo de las necesidades de la empresa y del periodo de maduración de la inversión. Asimismo, el importe depende de las necesidades de cada negocio y del tipo de inmovilizado que quiera financiar. En algunos casos, no obstante, se utiliza una línea de crédito en lugar de un préstamo para empresas de la que va obteniendo los recursos a medida que los va necesitando.
Los préstamos hipotecarios son productos que sirven para financiar la adquisición de una vivienda. En este caso, la propia vivienda actúa como garantía en la devolución del préstamo, que se entrega en caso de que el deudor no pueda responder del préstamo. En la mayoría de casos, se incluyen otros avales o garantías.
Son préstamos a muy largo plazo, con periodos de amortización que pueden llegar a superar los 30 años, y con un tipo de interés suele ser variable y referenciado a un indicador que, en España, suele ser el euríbor. No obstante, en épocas de bajos tipos de interés, también se pusieron de moda las hipotecas a tipo fijo, con un interés que no variaba a lo largo de todo el plazo de amortización.
En cuanto al importe, suele depender del valor de tasación de la vivienda, aunque rara vez supera el 80% de esta tasación. Además, para su concesión, hay que acometer una serie de comisiones para su concesión, como la de apertura, estudio, tasación, etc. así como otros gastos como el Registro y el notario.
Los préstamos rápidos son una de las opciones más novedosas para financiar situaciones transitorias de falta de liquidez. Son productos de financiación que se conceden en unas pocas horas (o incluso minutos), y con periodos de devolución que suelen ser bastante cortos. Además, en muchos casos, se conceden a personas con bajos recursos, lo que les sirve para acometer algunos periodos de muchos gastos, como la cuesta de enero.
Las entidades de créditos rápidos operan por internet, y disponen de toda la tecnología online necesaria para que todos los trámites y el papeleo es 100% online. Además, les permite combatir el fraude y la estafa, así como los delitos de suplantación de identidad.
En general, estas empresas proporcionan flexibilidad, ya que se puede solicitar un importe que varía entre un mínimo y un máximo, y con unos plazos de amortización que decida el usuario, aunque suelen devolverse en 30 días o menos.
Aunque todos los préstamos anteriores pueden tener o no una garantía, existen dos tipos de préstamos en función de la garantía aportada:
Dependiendo del plazo de amortización del préstamo, se pueden diferenciar entre:
Como puedes ver, existen diferentes tipos de préstamos según su finalidad, si existe o no garantía y en función de cuál sea su plazo de amortización.