Llega el frío y, con él, las preocupaciones de las familias por tener todo preparado de cara al invierno. Este año se presenta más difícil si cabe que los anteriores, debido sobre todo a la escalada en el precio del gas, motivado sobre todo por el conflicto entre Rusia y Ucrania y una inflación desbocada que supera los dos dígitos.
Ante este escenario, muchas familias se preguntan, hoy más que nunca, cómo ahorrar electricidad este invierno. La situación no invita al optimismo, pero sí hay algunos consejos que puedes poner en marcha si quieres ahorrar.
Para ahorrar en electricidad, lo primero que debes hacer es invertir en tu hogar, y más concretamente, en evitar aquellos escapes de calor de tu hogar, fundamentalmente las puertas y ventanas. Aunque las casas más nuevas y las reformadas ya tienen un aislamiento adecuado, todavía hay muchas viviendas que no lo están.
Para aislar tu vivienda, puedes instalar dobles cristales, marcos de materiales aislantes y rotura del puente térmico que ayuden a que estos elementos actúen como una barrera eficaz entre el frío exterior y el interior de la vivienda.
Si estás pensando cambiar ese lavavajillas viejo o la lavadora, lo mejor es que pienses en sustituirlos por aparatos que tengan una alta eficiencia energética, aunque sean más caros. Lo ideal es ir reemplazando de manera progresiva los electrodomésticos de clase C o inferior a otros de clase A o B, que equivalen a las antiguas etiquetas A+, A++ y A+++.
Es necesario tener en cuenta que los electrodomésticos representan más de la mitad de la factura eléctrica de las viviendas unifamiliares, de manera que su impacto en la factura eléctrica es más que notable. En concreto, cada electrodoméstico puede ahorrar unos 900 € en la factura de la luz durante toda su vida útil, que suele ser de unos 10 años.
Otoño e invierno son las dos estaciones del año donde más se ilumina la vivienda de manera artificial. Los días son cada vez más cortos y los días, mucho más grises debido a las borrascas. Por eso, las bombillas del hogar se utilizan de manera intensiva, unas 7 horas al día.
Ante esta nueva época del año, conviene que instales bombillas que consumen poca energía. De hecho, según un estudio de Lucera, el ahorro al utilizar bombillas LED de bajo consumo en lugar de bombillas incandescentes es de un 88%. Es decir, si usamos unas 7 horas al día 10 bombillas LED en el hogar, el ahorro sería de unos 13 euros al mes.
Relacionado con el punto anterior, debes aprovechar al máximo posible las pocas horas de sol que recibe tu vivienda. De hecho, en España, con 300 días de sol al año y un clima predominantemente mediterráneo, aprovechar la luz solar es casi una obligación que te ayudará a reducir la factura de la luz de forma drástica.
Para reducir la dependencia eléctrica del hogar y sacar el máximo partido a las horas de sol, puedes redistribuir los muebles y electrodomésticos y adaptar los hábitos diarios al cambio de hora. Es un pequeño gesto, pero a largo plazo puede cundir mucho.
El modo standby de los aparatos electrónicos en el hogar supone un consumo invisible. En torno al 10% del consumo total de los electrodomésticos de un hogar es fantasma, es decir, está en modo reposo. Y aunque parezca que los aparatos están apagados, en realidad producen un goteo energético por culpa del transformador interno y los pilotos luminosos.
Una excelente solución para evitar el modo standby es utilizar enchufes inteligentes y temporizadores a través de los cuales se puedan programar las horas de encendido y apagado. De esta manera, los electrodomésticos no gastarán electricidad en ciertas franjas horarias.
Gracias a la pandemia de la covid-19, aprendimos la importancia de ventilar el hogar para evitar contagios y la expansión del virus. Sin embargo, y a pesar de que la ventilación del aire es fundamental, en invierno supone una pérdida de calor que lleva a un mayor consumo energético.
Los expertos recomiendan no ventilar la casa por más de 10 minutos para no dejar escapar el calor acumulado en el hogar. Además, es conveniente renovar el aire al medio día, entre las 12 y las 14 horas, momento en el cual la temperatura exterior es la más alta del día.
Muchas viviendas utilizan a día de hoy radiadores eléctricos, especialmente cuando tienen que calentar algunas estancias. Sin embargo, a pesar de que, en la actualidad, son bastante potentes, en realidad suponen un gasto bastante elevado en la factura de la luz, teniendo en cuenta que consumen en torno a 2.500 watios.
Si dejamos encendido un radiador eléctrico todo el día, el coste es de, aproximadamente, 15 euros, lo que supone una fuente de despilfarro importante. Además, supone un peligro de incendio si no se supervisa de manera constante. Si es la única opción posible, es mejor utilizar radiadores de bajo consumo que alcanzan la temperatura deseada mucho antes, lo que significa menos tiempo de funcionamiento.
Si hay una medida de ahorro energético realmente eficiente, que además el Gobierno ya ha puesto en marcha, es regular la temperatura del hogar en invierno. En general, la temperatura ordinaria de una vivienda es de unos 19 a 21 grados, que suele ser la temperatura de confort durante el día, y de entre 16 y 18 durante la noche.
Aumentar de manera innecesaria esta temperatura supone un gasto adicional del 7%, por lo que no es una decisión inteligente. Para solventar este problema, puedes instalar termostatos inteligentes, programar el apagado del climatizador o programar una bajada de temperaturas a partir de cierta hora de la noche.