Existen diferentes productos para financiar determinados gastos. Los más habituales son los préstamos y los créditos, que habitualmente los concede una entidad bancaria. Sin embargo, en los últimos años, cada vez se utilizan más los microcréditos, una alternativa mucho más flexible y rápida que los instrumentos tradicionales.
Pero, ¿cuál te interesa más de acuerdo a tus necesidades? ¿Un préstamo o un microcrédito? A continuación, te explicamos todos los detalles para que sepas cuál te conviene para financiar tus gastos.
Un préstamo es un producto financiero mediante el cual una entidad financiera concede una cantidad de dinero fija a su cliente. A cambio, el prestatario se compromete a devolver ese dinero junto con los intereses pactados con la entidad a lo largo de un periodo de tiempo, conocido como plazo de amortización.
Normalmente, los préstamos se utilizan para comprar un determinado bien que cuesta una cantidad elevada de dinero, como un coche, una vivienda, las vacaciones de verano o los estudios de tus hijos, entre otros.
Los más habituales y conocidos son los préstamos hipotecarios, en los cuales se concede una cantidad equivalente al valor de la vivienda que se va a financiar y, a cambio, el prestatario ofrece la vivienda hipotecada como garantía del pago.
Los créditos, por su parte, es una forma de financiación más flexible que un préstamo, ya que la entidad pone a disposición de sus clientes una cierta cantidad de dinero y estos pueden ir accediendo a ese dinero en función de sus necesidades. Es decir, no se concede una cantidad fija de dinero de golpe, sino que el cliente va disponiendo del dinero conforme lo va necesitando.
Los microcréditos, por su parte, son una categoría especial de préstamos en los que el dinero se concede de forma rápida por una pequeña cantidad de dinero.
Las condiciones para acceder a este producto son mucho menos exigentes que en el caso de un préstamo o un crédito tradicional, de manera que cualquier persona de bajos recursos o incluso que estén en el directorio ASNEF (acrónimo de Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito), pueden acceder a este dinero. De hecho, suelen concederse de forma online o por teléfono, ya que el tiempo de tramitación es muy corto.
Los microcréditos se han convertido en un instrumento esencial en algunos países, especialmente de bajos recursos. Es una herramienta muy importante de cohesión social en Asia, África y América Latina. En estas tres regiones se reúnen la mayoría de los 1.700 millones de adultos excluidos financieramente en el mundo, según los datos más recientes del Banco Mundial. Algunos de ellos han conseguido mejorar sus condiciones gracias a los microcréditos.
La respuesta es depende, ya que la naturaleza de cada producto es diferente y satisface necesidades distintas. Hay que tener en cuenta que, generalmente, la cuantía que se concede por un préstamo es generalmente más elevada que la de un microcrédito, cuya cuantía no suele exceder los 500 €.
Por eso, los préstamos son ideales para financiar un coche, una vivienda o los estudios de tus hijos.
A cambio, los microcréditos se conceden de una forma mucho más rápida, por lo que son ideales para necesidades de gasto urgentes y de pequeña cuantía, además de que, en general, no comprometen la solvencia de una familia, ya que tienen plazos de amortización mucho más cortos.
Es decir, para tapar pequeños imprevistos o para financiar ciertos gastos que, sin ser urgentes, necesitas satisfacer en un pequeño intervalo de tiempo.
¿En qué circunstancias puede ser útil e interesante un microcrédito? A continuación, dejamos algunos ejemplos interesantes:
● Un regalo de boda, que generalmente se suele dejar para el último momento o para un momento en el que estemos justos de liquidez. También se pueden incluir los bautizos, comuniones o incluso algún regalo de cumpleaños para un familiar muy cercano.
● La reparación de tu coche estropeado, ya que la factura puede superar fácilmente los 1.000 euros. El coche es un elemento imprescindible para muchas personas que tienen que desplazarse a trabajar o a llevar a sus niños al colegio.
● Los gastos de la vuelta al cole. En septiembre, las familias tienen que hacer un esfuerzo extraordinario para financiar todos los gastos que supone el inicio del curso escolar. Pero, todos los años, no se suele planificar con tiempo, por lo que acaba siendo un gasto urgente que se puede financiar mediante un microcrédito.
● Un viaje inesperado. Si Bilbo Bolsón pudiese haber accedido a un microcrédito en su famosa trilogía de El Hobbit, probablemente este se hubiese desarrollado sin tantos incidentes. Y es que, en cualquier momento, puedes tener que hacer un viaje a un lugar bastante alejado, teniendo en cuenta, además, que estos viajes conllevan gastos, ya sean de desplazamiento, alojamiento, alimentación, por lo que para poder realizarlos tendremos que llevar dinero. Puede que incluso te haya surgido la oportunidad de viajar a Catar a ver el Mundial, una oportunidad única que no querríamos desperdiciar.
● Pagos de multas o impuestos. Normalmente, el pago de impuestos o de sanciones de la Administración son dos de los gastos que más cuesta pagar. Al fin y al cabo, supone desembolsar una cantidad de dinero sin recibir nada a cambio, al menos de forma directa. Por eso, desde el punto de vista psicológico, conviene utilizar un microcrédito para abonar estos gastos.
● Un tratamiento médico, especialmente en aquellos casos en los que los dolores son incapacitantes o exigen vivir a base de analgésicos, como un tratamiento de fisioterapia o la factura de un dentista. Quizá no merezca la pena permanecer en esa situación si hay una solución a nuestro alcance.
Como ves, los microcréditos son un producto financiero que, en algunos casos, es muy interesante. Te invitamos a que conozcas la oferta de Vivus.